Uno de los llamados cafés marrones de la capital holandesa que permanece inalterable desde hace más de 400 años. Para conocer de verdad su dilatada historia, digamos que se inauguró en 1606 como casa de huéspedes para marineros. Desde entonces, más de cuatro siglos al servicio de varias generaciones de parroquianos.Escuchar audio

 Cuando abrió sus puertas el café Gilli, en Florencia todavía gobernaba un Medici. Fue en el 1733. Una familia suiza abrió un local para despachar dulces a los florentinos. Situado en la Plaza de la República, mantiene su estilo elegante y distinguido. La capital de la Toscana cuenta con otro monumento que hay que visitar.Escuchar audio

La capital austriaca cuanta con una verdadera institución cafetera que, además, goza de una especial belleza. Inaugurado en 1876, y decorado con decenas de columnas ojivales, el café Central conserva la monumentalidad propia de la ciudad que lo acoge. Lugar de inexcusable visita.Escuchar audio

 Sin duda, en café más bonito del mundo. El día de su inauguración, el 23 de octubre de 1894, el escritor Ferenc Molnar arrojó las llaves del café al Danubio para que permaneciera siempre abierto. Buena idea, porque hay catedrales que son menos vistosas que este café.Escuchar audio

Abierto en 1886 en pleno centro de Bruselas, este café conserva todavía su original decoración art nouveau, que hace este establecimiento un lugar en el que el tiempo parece haberse detenido y al que Jacques Brel acudía para tomarse un half en half, mezcla de vino blanco y champán, especialidad de la casa.Escuchar audio

 Uno de los atractivos de este café es su excepcional situación. Junto a la lujosa galería Vittorio Emanuele, la irrepetible vista que desde su interior se tiene de la catedral de Milán, hace que la visita a este local sea inexcusable. También era el lugar favorito de Verdi y Toscanini cuando salían de La Scala.  Escuchar audio

Sin duda, el café con más historia de Europa. Inaugurado en 1686, cuenta con más de 325 años de antigüedad. Sus primeros clientes fueron literatos como La Fontaine, Voltaire, Rousseau, Balzac o Víctor Hugo. También lo frecuentaron los autores de la Enciclopedia como Diderot o d’Alembert. Y entre sus paredes también se fraguó la Revolución Francesa con parroquianos como Robespierre, Danton y Marat.Escuchar audio

Con más de 230 años, este café está situado en un lugar privilegiado de la Plaza del Comercio lisboeta. Lugar sin muchos lujos decorativos, destaca sobre todo porque durante muchos años fue uno de los lugares preferentes de la capital portuguesa, acogiendo a numerosos escritores, entre ellos, a Fernando Pessoa, cuya mesa aparece todavía reservada. Escuchar audio

Su nombre proviene de un escritor y marinero francés, Julien Viaud, que solía frecuentar este lugar para inspirarse en sus creaciones literarias. No es para menos. Situado en el barrio de Eyup de la ciudad turca, la vista del Cuerno de Oro que se divisa desde sus terrazas es irrepetible.Escuchar audio

Tal vez el café más literario de España. Con más de 125 años de historia, y aunque estaba algo alejado del centro "cafetero" de Madrid, por sus mesas han pasado los más selectos representantes de la literatura española. Pérez Galdós, Pío Baroja, Federico García Lorca, Enrique Jardiel Poncela o Camilo José Cela.Escuchar audio

 Situado en el madrileño barrio de las letras, en este establecimiento se reunieron Moratín, Cadalso o Jovellanos, inaugurando la costumbre de que los literatos realizaran tertulias en los cafés, aunque allí sólo se permitía hablar de teatro, de toros, de amores y de versos.Escuchar audio

 En este café neoyorkino se sirvieron los primeros capuchinos de los Estados Unidos salidos de una máquina importada por su dueño, que fue prestada para una escena de El Padrino II. Tiene un banco de más de 500 años y entre sus clientes se cuentan Al Pacino, Elvis Presley o Jack Kerouac.Escuchar audio

 En numerosas ocasiones, algunos camareros y propietarios de café han ejercitado labores filantrópicas ayudando a muchos escritores que acudían a sus locales y que disponían de pocos medios para ejercer sus labores literarias o incluso para subsistir.Escuchar audio

 Con motivo del primer centenario de la constitución de 1812, llamada La Pepa se inauguró en Cádiz el café Royalty, recientemente reabierto, y cuya decoración neobarroca, con sus frescos, sus columnas y sus espejos, hacen de este establecimiento un lugar para el disfrute estético.Escuchar audio

Venecia es, sin duda, la ciudad más bonita del mundo. En la Plaza de San Marco se  encuentra el café Florian, inaugurado en 1720, con casi 300 años de antigüedad, un café cuya belleza y ornamentación hacen de él un lugar que el viajero no debe perderse. Escuchar audio

 Cuando los jóvenes de hoy hacen cola en una tienda de la Puerta del Sol para comprar un móvil de última generación, seguramente ignoran que en ese establecimiento se encontraba uno de los cafés más importantes de Madrid, el café de la Montaña. A raíz de una discusión en este café, el dramaturgo Valle-Inclán perdió un brazo.Escuchar audio

En el Madrid del siglo XIX la actividad literaria era abundante. Los escritores románticos campaban por las calles de la capital, y a veces se refugiaban en un café oscuro y destartalado, el café del Príncipe, en el que hablaban de literatura, de teatro o de política. En este café, hoy desaparecido, se gestaron muchos de los grandes momentos de la literatura española. Escuchar audio

 Muchos cafés son famosos por su arquitectura o por su lujosa decoración; otros lo son por los parroquianos que los visitaban con asiduidad. A muchos de estos clientes, en su mayoría escritores, y como señal de afecto, se les colocan estatuas en los lugares que ocupaban o en el exterior de los cafés. Este programa es un homenaje a los visitantes de los cafés que han sido inmortalizados en bronce.Escuchar audio

 A veces, en algunas ciudades, entre los monumentos dignos de ser visitados se encuentran los cafés históricos. En Padua está el café Pedrocchi, un lugar al que no sólo se puede acudir para tomar algo, sino que también se debe visitar para disfrutar de su bella arquitectura exterior y de las lujosas y numerosas salas de su interior.Escuchar audio

Con la Cantata del café, que sirve de sintonía a nuestro programa, Juan Sebastián Bach quiso ridiculizar la desmedida afición por el café que existía en la Europa central durante el siglo XVIII. Lo hace mediante un autoritario padre que trata de obligar a su hija a que abandone su desmesurada devoción por el café.Escuchar audio