Y en silencio deja ante los pies del recién nacido tus dolores, tristezas, malas interpretaciones para poder contemplar Tu Santidad, tu paz hecha realidad, todos tus deseos cumplidos y con el corazón abierto recibe los beneficios que llegan a ti.ES NAVIDAD y en silencio da gracias por el camino recorrido, por las experiencias vividas, sin juzgarlas, por los regalos recibidos y por las alegrías que has tenido, escucha la Voz de Dios dentro de ti confirmando que TÚ ERES SU HIJO, que celebrar tu renacimiento es algo que alegra al mundo, le da luz y vida.Terminemos el año con alegría y con certeza que será santa esta época como la que viene, como el año que comienza, para continuar nuestro camino en paz y alegría de nuestro regreso a casa.Así como las luces que ves afuera deja que tu luz ilumine tu mundo y oigas los Ángeles cantar paz en la tierra pues es tiempo de tu renacimiento, es tiempo de cambiar nuestra visión de nosotros mismos. ¡CONTINUEMOS JUNTOS!¡FELIZ NAVIDAD!

Continuamos en el capítulo XIII - EL MUNDO INOCENTE, número V -LAS DOS EMOCIONES Oigamos la invitación que nos hace el Curso, para ver desde donde nos ponemos y escuchamos que este es un mundo difícil, de horror o complicación y por lo tanto seguimos viéndolo desde el conflicto, desde el ataque. La invitación es a reflexionar desde donde miro mi mundo, a que le doy valor y cómo lo veo, cómo podría dejarlo atrás, dejemos de creer que estamos solos y tenemos que seguir así y que son mis decisiones con las que he fabricado este mundo, El Curso nos recuerda la Unidad y por lo tanto la fuerza que hay en ella para lograr el cambio, no sigamos en lo mismo.Jesús, en sus enseñanzas no invita a mirar ¿cuál es mi realidad? ¿Cuál es la tuya? nos invita a reflexionar que desde mi amor es más fácil verlo de otra manera y nos propone dejar de insistir que desde mi miedo podría ser mejor para poder encontrar otra salida a lo que me hace sufrir.¿Qué nos propone el Curso? darnos cuenta que hemos fabricado esa ilusión y ese dolor para salir de nosotros mismos y sentirnos separados. Solo hay dos emociones: AMOR O MIEDO.¡ESTUDIEMOS JUNTOS!

Continuamos en nuestro estudio, con el fin de seguir en este entrenamiento mental para ver de otra manera el mundo, al otro y a nosotros mismos. El Curso nos muestra un camino no dual, donde no hay polaridades y nos recuerda que la vida ES, en la lección 169 nos hace énfasis en DIOS ES, esto nos muestra un solo mundo sin otro atrás o con muchas manifestaciones.El mundo del EGO nos muestra muchos caminos, si no es aquí es allá, todos diferentes, y al mismo tiempo se parecen pues son todos iguales ya que carecen de fundamento, falta muchas veces sustento, estamos cambiando constantemente una cosa por otra; Es el miedo el que le da sentido a nuestra mirada y nos basamos en el pasado es lo conocido, entonces proyectamos al futuro, dejando de lado el presente y damos lugar a la incertidumbre, perdemos contacto con nosotros mismos, con nuestro mundo, eso nos asusta y lleva a formar una realidad falsa, ya que no podemos tomar el poder de nuestra vida, elijamos momento a momento en favor del AMOR y la Paz.¡ESTUDIEMOS JUNTOS!

Tú eres la figura central de este estudio, es tu mente la que puede hacer la corrección, la que va a cambiar el mundo que ves.¡ESTUDIEMOS JUNTOS!Es el pasado el que quiere hacerse presente para vivenciar tu mundo, esas sombrías decisiones o situaciones que se te presentaron dejando de lado el momento presente, son las que le dan realidad a lo que vives ahora que es donde está tu fortaleza para crear la experiencia como quieres que sea y no como al ego le gustaría. No proyectes más el pasado en el futuro, reescribe la historia ahora y deja atrás esas malas decisiones y sigue la luz del Espíritu Santo, es el camino que puedes recorrer con alegría, libre del pasado, podrás crear la experiencia que realmente quieres vivir.Oye SU VOZ y mira más allá del error (perdona) y libérate lo que crees aprisiona tu mundo, tu mente.Toma conciencia de lo que llamamos el ahora, usa su poder y verás el mundo cambiar y por lo tanto liberarte del dolor y la aflicción.

Continuamos nuestro estudio en este capítulo tan importante, donde vemos y corroboramos nuestra inocencia e identidad como Hijo De Dios, tenemos como objetivo hacer ese cambio de mentalidad propuesto por el Curso. Vamos a mirar con detenimiento cuál es la creencia acerca del tiempo, cuál es la característica que tiene para cada uno de nosotros, a qué le damos valor y como es la vivencia de esto.Volvemos a mirar quién eres para Dios, Su Hijo, no cualquier Hijo, eres Tú ese Hijo que él creó, Perfecto Santo, Inocente, tan capaz de crear la vivencia que quieres vivir, somos los dueños de la experiencia y no el tiempo el que te define, el que maneja tu vida, dándote alegrías y sinsabores, no sigas oyendo al ego que solo quiere deshacer tu imagen de ti y contraponer una de inseguridad y miedo.Tomemos conciencia del ego y como está en tu cabeza aconsejando esto o aquello para que vivas desde el miedo, la culpa, la rabia. Cuál es tu creencia de ti, obsérvala así te das cuenta la que te ha reemplazado a ti.¡ESTUDIEMOS JUNTOS!

Estamos terminando este aparte del Cap 13, MIEDO A LA REDENCIÓN. Donde seguimos encontrando herramientas para continuar adelante con el fin de ver de una manera diferente, no sólo en nosotros, sino también junto con los que nos rodean, para seguir sembrando las semillas del cambio, para cumplir esta misión tan importante.Miremos de cerca las ilusiones que albergamos de nosotros mismos, cambiantes y limitantes a las que le hemos dado valor y realidad, volviéndolas creencias y considerándolas como si fueran realmente nuestra identidad. No sigamos ocultando esa idea la cual no nos da oportunidad de liberarnos y de sentir paz y tranquilidad como es la Voluntad de Dios. Nuestra mente debe sanar para sanar mi mundo desde la Creación de Dios que es mi verdadera realidad. Unámonos a la visión del Espíritu Santo para liberarnos de esas ideas que producen dolor, miedo y desconcierto.¡Estudiemos juntos!

En esta sesión miremos con detenimiento desde donde actuamos, desde donde oímos las voces de nuestra cabeza, para así poder discernir cuando escuchemos al Espíritu Santo esa voz que nos habla constantemente y desde el Amor, de manera que podamos ver que somos bendecidos y que desde el Miedo lo único que vemos es pequeñez, vulnerabilidad, miedo.Cuál es la creencia que tienes de ti que no deja mirar más allá de tus limitaciones, vemos un mundo de pensamientos de ataque y dolor, donde nos sentimos desamparados y solos, pues no creemos ser dignos, ni merecedores, mirémoslo juntos, estudiemos nuestra mente para darnos cuenta que solo hay luz y amor como verdadera esencia y es con lo que verdaderamente contamos.Perdonémonos por esas locas ideas que tenemos de nosotros mismos, de la sensación de inseguridad, de miedo al futuro, de desequilibrio porque solo confiamos en las propias fuerzas, dejemos entrar al Espíritu Santo ya que el sólo quiere apoyarnos para ver diferente y así lograr entender que somos El Santo Hijo, que somos invulnerables y perfectos, creado en el Amor.Somos Uno y ahí es nuestra fortaleza y certeza de pertenecer a una sola Gran Fuente. ¡Estudiemos Juntos!

Este es un lindo y profundo subcapítulo para aprender a DARNOS CUENTA de nosotros mismos para aprender a OBSERVARNOS, de manera que podamos cambiar que es lo que nos quita la paz, cuál es el juicio o dolor que tenemos permanentemente sobre nosotros mismos. De esta manera podemos verlo y observarlo, para poder entender nuestro sistema de creencias que nos lleva por el camino de la oscuridad y el miedo.El ego tiene una fuerte estructura mental que justifica la dificultad, el miedo, la culpa, la rabia, con el fin de defendernos de lo que creemos Ser y así poder atacarnos, creando una estructura aparentemente de protección que realmente sólo hace sentirnos débiles y vulnerables.Entonces estudiemos el MIEDO, identifiquemos cuál es nuestro miedo y lo que hace cuando proyectamos esa creencia y por lo tanto lo que percibimos de ella, como nos quita la Paz. Identifiquémoslo para poder ver claramente lo que nos acobarda, lo que nos hace daño.El miedo es una idea y una idea se puede cambiar, dando un paso adelante lo podemos ver claramente y hacer ese cambio y transformación que nos propone Un Curso de Milagros.¡ESTUDIEMOS JUNTOS!

Venimos hablando desde la serena luz de la verdad, con el fin de deshacer el dolor y la culpa que nos acompañan permanentemente, dejar el concepto de sacrificio para dar el paso hacia la paz, la cual se ha constituido un punto muy importante en nuestro trabajo, siendo el faro que nos acompaña e ilumina este camino.El INOCENTE HIJO DE DIOS eres Tú, no lo que te dice el ego, quien tiene un juicio muy errado acerca de quién eres, ya que te considera débil, susceptible de ser dañado, atacado y dolido, por ser vulnerable. ERES INVULNERABLE por la razón de quién eres.La mejor herramienta que tenemos para llegar al centro, para retornar a la paz es el PERDÓN desde la explicación que Un Curso DE Milagros nos da, es decir pasemos por alto, dejemos de darle realidad al error y demos un paso atrás para poder ver con claridad cuál es el pensamiento que anidamos en nuestra mente y le damos realidad a ese ataque que nos quita la paz.“Aquiétate y sabe quién soy YO” aquieta la mente y permite que tu SER se manifieste y dirija el camino.¡ESTUDIEMOS JUNTOS!

Continuamos en el Cap. 13, II, EL INOCENTE HIJO DE DIOS, en esta sesión queremos trabajar acerca de ese concepto que tenemos de nosotros mismos: SOMOS CULPABLES, que tenemos algo que deber o pagar por que somos inherentemente culpables, concepto del ego, con el cual maneja la vida, por lo tanto, la proyección del mundo que vemos desde nuestra mente, creyendo que es afuera donde existe el error, la culpa, el miedo. Le damos realidad a ese mundo de oscuridad y dolor donde siempre estamos sintiéndonos vulnerables y susceptibles de ser atacados.La culpa es muy importante de identificar para poder deshacerla, dejarla a un lado, no dándole realidad, ni proponernos a mejorarla, no ocultándola, sólo hay que abandonar y empezar el camino de regreso a casa para confirmar quiénes somos y reconocer la Inocencia el Hijo de Dios.No hay que buscar nuestra identidad ya que es inherente a nuestra esencia, desde ahí podemos construir un mundo perdonado y amable donde manifestar esa identidad perfecta, amorosa e inocente. ¡ESTUDIEMOS JUNTOS!

En nuestra cuarta sesión de estudio continuamos en el Cap 13. EL MUNDO INOCENTE, I Inocencia e Invulnerabilidad, No 6, donde nos invita a aceptar la Expiación y así darnos cuenta de que no hay culpabilidad en ninguno de nosotros y para que podamos erradicar esa loca creencia que podemos corregir, mejorar, enjuiciar al otro, lo que nos lleva a afianzar la separación. El objetivo que vamos trabajando dentro de este estudio es alcanzar y reconocer la Inocencia tanto en nosotros mismos como en los demás, como el Hijo de Dios que somos.El reconocimiento de que no somos culpables conduce el concepto qué tenemos que trabajar el cual nos interesa en esta sesión y es la Invulnerabilidad, es una consecuencia de sabernos Inocentes per se y por lo tanto completos sin lugar a duda de nuestra verdadera esencia, que es Amor y que moramos en el Amor.El ego nos enjuicia y trata de enturbiar la mente por creerse solo y separado, y nos lleva a que pensemos en nuestra soledad y sensación de castigo o maldad, pues hemos fallado en el pasado, vivamos el momento presente para dejar a un lado al ego y así podernos liberar de estas creencias y conceptos para ser libres y felices. Desde un presente en paz un futuro en paz.¡ESTUDIEMOS JUNTOS!

En esta tercera sesión queremos hacer énfasis en la INOCENCIA del HIJO DE DIOS, estudiemos juntos, para lograr ese cambio de mentalidad y para vernos de otra manera a nosotros mismos, a todos, a cada uno y a quienes llamamos el otro, a nuestra Fuente. La duda que tenemos acerca de nuestra realidad es la forma como el ego quiere que no tengamos esa certeza y seguridad con el fin de hacernos sentir miedosos, débiles, pecadores y vulnerables, imposible de conseguir la paz, pues la culpabilidad es algo inherente en nosotros como habíamos dicho en nuestra sesión anterior.El amor y la culpabilidad no pueden coexistir y si Dios lo permitiera no sería justo de su parte, pues nos mostraría un mundo dual, que no existe, sería congruente con la fabricación que, junto con el ego, hicimos del mundo en el que vivimos.Es importante recordar que no hay un contrario en nuestro SER pues Dios nos creó Uno solo, una totalidad, no tenemos opuesto. Busquemos en lo más recóndito de nuestra mente esa pequeña y loca idea de que somos imperfectos y separados y pecadores por esto y por aquello, lo cual nos hace sentirnos culpables y separados como dijimos de nuestra Fuente y de los otros y de nosotros mismos. Continuemos nuestro trabajo ¡ESTUDIEMOS JUNTOS!

Esta es nuestra segunda sesión de estudio, donde continuamos con el Capitulo 13 EL MUNDO INOCENTE, Introducción; seguimos dándonos cuenta cuánto valor le hemos dado a la culpabilidad y como ésta nos confunde ya que enfatiza aún más la ilusión de la separación, este dolor inmenso en nuestras vidas que ha causado tantos estragos, no da como consecuencia esa sensación de sentirnos culpables de no sé qué. Los invito a recordar cómo desde pequeños nos sentimos de esta manera por una cosa u otra y por lo tanto nos estamos defendiendo, pues desde nuestro interior tenemos una sensación de ataque, vacío y oscuridad.Veamos con detenimiento cuanto queremos mejorar, como si faltara algo, como si estuviéramos incompletos y por lo tanto tenemos que completar algo imperfecto, hoy queremos recordar que, sí es importante mejorar la forma, el temperamento, la personalidad, pero nuestra perfecta y maravillosa esencia, NO, somos el Hijo de Dios Santo Sano, Inocente y Perfecto. Hagamos énfasis en la idea de DESDE DONDE trabajamos, desde donde hacemos la corrección y ahí nos ponemos de su lado; ese es nuestro punto focal en estas sesiones.¡Estudiemos juntos! Continuemos.

Amigos queridos, queremos contarles que vamos a empezar un nuevo ciclo en nuestro Podcast UNCURSODEMILAGROS. Vamos a iniciar una nueva temporada, donde estudiaremos los capítulos y explicaremos su contenido. No sin antes darles las gracias a quienes nos han acompañado permanentemente, queremos invitarlos a comenzar a estudiar, vamos a hacerlo a través del Texto y sus enseñanzas, comenzaremos con el Cap. 13, EL MUNDO INOCENTE, explicando su Introducción en la pág. 261 del Texto. La cual nos empieza a mostrar ese amoroso pensamiento que Dios tiene sobre nosotros: “ERES MI SANTO HIJO, POR SIEMPRE PURO, POR SIEMPRE INOCENTE”.Vamos a reafirmar quién inventó ese falso concepto de Sí MISMO para poder transformarlo y liberarnos, para poder hacer ese cambio de mentalidad propuesto por EL CURSO DE MILAGROS. Recordemos quién necesita corrección: la mente. Aquí es donde podemos transformaresos pensamientos de dolor y juicio para empezar a ver.Los invitamos a participar y esperamos con mucha expectativa sus preguntas, para que hagamos más dinámico nuestro estudio, las pondremos al aire y ahí contestaremos. Queremos seguir afianzando esta gran comunidad, para ver de otra manera.Gracias por oírnos y por estar aquí, tenemos mucho que caminar. ¡ESTUDIEMOS JUNTOS!

Seguimos en nuestro estudio sobre la mente y vamos a mirar la Mente recta que es aquella que percibe correctamente, es decir en compañía del Espíritu Santo quien puede percibir totalmente y ver la realidad.Hacia allá es donde tenemos que llegar para ver la luz y dejar de percibir la oscuridad y separación que el ego quiere que vivamos para permanecer en miedo y debilidad.Es muy importante sanar la creencia de pequeñez, separación, abandono para poder llegar a nuestra verdadera identidad.Por lo tanto, estar en la mente recta es entender la Mente Uno la que nos brinda paz y felicidad que es la Voluntad de Dios, la que permite la guía del ES y comprende que eres y serás luz, de la misma manera que son nuestros hermanos y que así hemos verlos.La herramienta para llegar a esta mente, recordemos que tenemos a mano, es el Perdón de esta ilusión para poder restablecer la mente y permitir cambiar la percepción y por lo tanto poder estar alerta de Dios y de su reino.

Es la mente la mejor herramienta que tenemos para trabajar y así lograr este objetivo que tenemos: VER DE OTRA MANERA.Es el instrumento más importante con el que contamos, pues es el medio a través del cual el Espíritu se manifiesta.Desde este mecanismo entendemos que la separación nunca existió y le damos una explicación más profunda a esa pequeña división que en un momento se llevó a cabo, y así poder entender cómo se creó el ego, dándole una realidad diferente a nuestra verdadera identidad.Comprender este mundo de miedo, separación y proyección, nos ayuda a transformar la idea que tenemos de nosotros mismos y de nuestro papel en este mundo.Nos proponemos encontrar la Fuente y desde ahí revaluar el mundo que hemos creamos y así encontrar el camino para regresar a casa más fácilmente.Dejemos de darle realidad a este mundo ilusorio para poder encontrar ese camino y oigamos la voz que habla por Dios para deshacer esa mentalidad errada que decidimos armar y vivir desde ahí, entendiendo que vivimos en esa mente, para cambiar desde nuestra decisión hacia una mente correcta.Estudiemos juntos y consolidemos ese cambio de mentalidad que nos propone el Curso y así lograr el objetivo que tiene estudiar y practicar UN CURSO DE MILAGROS.

Llegamos hasta aquí guiados por el Espíritu Santo, quien nos apoya y bendice por este camino. Si algo se presenta más, Él estará ahí para deshacerlo.Tenemos la certeza de encontrar un sólo propósito: la Paz; y de que el Amor de Dios nos acompaña.Este velo que hemos puesto está listo para descorrerlo y encontrar la verdad y la senda que nos conduce a Dios. Mirémoslo cara a cara sin temor en este Instante Santo y hagámoslo con fe y seguridad de que el Hijo de Dios es guiado en certeza y amor.Reconozcamos todo el significado a esta jornada tan importante que hemos emprendido, gracias por haberlo hecho juntos y este sentido que le hemos dado le repercute a todo nuestro entorno y a nosotros mismos de una manera amorosa para ver cuán lejos hemos llegado. La Paz es inevitable y sobrepasa todo entendimiento.Veamos a descorrer ese velo que creíamos era tan imposible, a sentir cuánta liberación podemos percibir y cuánta Paz hay para nosotros, pues la merecemos. Ahora podemos elegir de nuevo momento a momento para regresar en cualquier instante, sólo es nuestra decisión.De la mano de nuestro hermano recorramos este camino lleno de certezas y alegrías y demos Gracias por todo lo que hemos encontrado y cuán lejos hemos llegado, de qué nos hemos liberado, y cuán agradecidos por la luz que ahora vemos, y el amor que nos acoge.¡DEMOS GRACIAS!

Si solamente recordáramos quién es el Creador de La Vida, quien nos creó es ese Ser Amoroso, Perfecto, Santo, el Padre del universo, la Fuente de todo, podríamos revaluar este obstáculo y así recobrar la cordura frente a lo que el Ego ha creado y de esta manera podemos ver su irrealidad, lo ilógico y oscuro, que este quiere que veamos como algo importante en nuestras vidas, y que de alguna manera muy profunda hemos dado realidad a este miedo y por lo tanto lo hemos considerado como un hecho.Reevaluemos nuestro pensamiento y decidamos encontrar este otro camino que nos brinda el Amor, que no es el camino del ego, es el camino de la luz que el Padre muestra constantemente para regresar a casa en Paz y con seguridad. Reconozcamos el Amor de Dios en nosotros el cual está ahí, escuchemos su Voz para oír lo que nos quiere decir y tener la certeza de cuánto nos ama, para fortalecernos en esta decisión y podamos estar en Paz y caminar de esta forma para encontrar la luz.Cuál es el obstáculo que hay en tu corazón que le da realidad a esta loca idea, identifícala para que se pueda deshacer y entender este otro camino que Un Curso de Milagros nos muestra a lo largo de su estudio.Tomemos esta decisión hoy para sentir su gran Amor que nos recuerda la grandeza que Él creó a su semejanza y reconoce quién eres Tú. Su Hijo.¡Estudiemos juntos!

En el tercer obstáculo encontramos este segmento como algo muy importante debido a que tenemos como punto referencial el cuerpo, pues nos mencionamos a nosotros mismos o cualquier persona, como un cuerpo.La idea es vernos más allá de lo que hemos considerado como un todo, como lo que nos da nuestra identidad, ya que le hemos dado un valor muy especial al cuerpo. Desconociendo que el cuerpo es sólo un instrumento que nos apoya para que el SER que Dios creó se manifieste aquí en la tierra como en el cielo, es una creación del Ego que tiene como fin hacerle una clara oposición a Dios.De aquí viene ese miedo profundo a la muerte, pues el ego nunca crea nada eterno, todo es finito y el temor a la muerte siempre está latente a través del peligro, la amenaza, la enfermedad, la culpa que hace sentir su vulnerabilidad.Es una buena herramienta, que nos sirve para manifestarnos, pero no es nuestra verdad, somos mucho más que un cuerpo, dice Un Curso de Milagros, despertemos de este loco sueño que nos lleva al temor, a la inestabilidad, a la vulnerabilidad.¡La muerte no derrota a la vida! Cambiemos nuestro propósito al cuerpo.¡Estudiemos juntos!

El culto a la muerte y se ha convertido en otro obstáculo que la paz debe superar.El miedo que engendra hace que tengamos una aparente atracción que el Curso nos invita a mirar con detenimiento para cambiarlo y ver de otra manera, la vida.El ego pretende amenazar la vida del Hijo de Dios y mantener el riesgo permanente de perderla, entonces verla con otros ojos nos sitúa en otro lugar que nos permite practicar el perdón para salirnos del drama y encontrar ese camino que el Curso de Milagros nos ofrece desde la paz y así poder practicar con fe infinita:NO SOY UN CUERPO SOY LIBRE, SOY TAL COMO DIOS ME CREO.Aceptemos el propósito del Espíritu Santo de renunciar a la muerte y aceptar la vida.

Este es un obstáculo muy importante en nuestro trabajo, ya que nos hemos identificado con el cuerpo de tal forma, que sin pensamos en nosotros mismos o en otra persona, nos vemos como un cuerpo inmediatamente y de esta forma nos percibimos y creemos que es de una manera u otra y le damos ciertas características haciéndolo especial y sobretodo que es real.El Curso nos pregunta ¿Qué te ha dado el cuerpo para que justifiques creer que la salvación radica en mantenerlo con vida y a salvo? ¿No te das cuenta de que es una creencia oculta en la muerte?Recordemos la gran enseñanza que nos dice NO ERES UN CUERPO ERES LIBRE, ERES TAL COMO DIOS TE CREO.Nos definimos como un cuerpo y sus características, olvidando que es lo que le da vida al cuerpo y que su única función es ser un medio de comunicación.¡ESTUDIEMOS JUNTOS!

¿Quien sufre? Aparentemente el cuerpo, este no puede proporcionarte ni paz, ni desasosiego, ni alegría ni dolor.El Curso nos invita reafirmar la creencia de que el cuerpo es un medio y no un fin y por lo tanto no tiene voluntad propia no es autónomo de ti, pues eres tú quien le da el significado, quítale el valor a lo que no tiene valor por sí mismo.El dolor es un significado que hemos asignado a una cosa o a otra, gracias al pensamiento dual del ego.Centrémonos en la grandeza del Espíritu y resignifiquemos el dolor que nos quita la paz y miremos nuestras creencias que nos limitan y les dan sustento a estos pensamientos. Aliviemos al cuerpo de la carga que le hemos puesto y que por eso se debilita, se enferma, dándole así una sensación de pequeñez e impotencia. El cuerpo es neutro.¿Que quieres elegir, que quieres vivir con tu cuerpo? DOLOR O PAZ ¡ESTUDIEMOS JUNTOS¡

Esta atracción por la culpabilidad hace que se le tenga miedo al amor, pues este nunca se fija en ella en absoluto, el amor sólo se siente atraído por el amor.El miedo se hace presente contemplando la culpabilidad y mandando sus mensajeros en busca de problemas y pecados, dirigiendo la percepción hacia lo que exigen sus planes de dolor y angustia. Es la culpabilidad la que orienta nuestra visión hacia la oscuridad y el amor es el que viene a iluminar nuestro mundo.Escuchemos al Espíritu Santo con sus mensajes que ayudan a corregir nuestra mente y sanar el mundo que vemos y hemos creado. Caminemos en esa dirección y veamos esa ruta que está a tus pies para ver un mundo libre y lleno de amor para dar y recibir.¡Escuchemos juntos!

Un Curso de Milagros nos dice que “Tu eres el centro desde donde la paz se irradia hacia afuera, para invitar a otros a entrar” nos brinda otra manera para mirar de frente los problemas y a darnos cuenta donde está nuestra resistencia a no reconocer que están dentro de nosotros y su solución no es buscar afuera donde nunca la vamos a hallar. Son nuestros hermanos los que nos brindan la oportunidad de ver un conflicto o una solución, nos brindan su espejo y lo podemos ver.Y nos dice qué los que vemos y a lo qué le damos valor como una gran barrera en el momento de la dificultad, podemos verlo de otra manera y recordar que la Voluntad de Dios para nosotros es Paz y Felicidad absoluta.¡La Paz enviará a sus mensajeros desde ti, estudiemos juntos!

Empezamos con este podcast una serie muy importante en el estudio del Un Curso de Milagros, nos referimos a los Obstáculos a la paz, los cuáles están en Cap. 19 y en el numeral IV La Consecución de la Paz.En estas enseñanzas encontramos reflexiones sobre lo que es la paz, sobre lo difícil que nos parece reconocerla de nosotros mismos, haciéndonos caer en cuenta que forma parte de nuestro interior.También nos señala los obstáculos que se nos presentan para sentirla y lo que implica cuando decidimos asumir que somos portadores de la Filiación con el compromiso de extenderla.Nos afirma que podemos hacer esto y mucho mas, que podemos estar seguros de que: “El Espíritu Santo te pide que le ofrezcas un lugar de reposo donde Tú puedas descansar en Él” y desde aquí podremos cumplir nuestra misión.¡Estudiemos juntos! Extendamos la paz que hay en nuestros corazones.

Esta semana comienza con ramos y termina con azucenas.Celebremos la vida, celebremos la Luz y La Paz que hay en nuestro interior. Renacer momento a momento a esta realidad, al recuerdo de quienes somos en verdad, es nuestro compromiso.Este es el camino que Jesús con su experiencia nos muestra; recorrámoslo para encontrar esa Verdad que hoy sale a nuestro encuentro.¡Meditemos juntos!

En este podcast queremos compartir con ustedes como Un Curso de Milagros a través de todo su tratado filosófico y práctico nos habla del Perdón como herramienta poderosa para poder empezar a ver soluciones, posibilidades y nuevas interpretaciones de las mismas circunstancias que hemos vivido desde el dolor, la pérdida, el miedo.Si aprendemos a ver al otro, a las circunstancias, al mundo y a nosotros mismos de otra manera y si dejamos ese juico tan fuerte sobre lo que vemos afuera y creemos firmemente que tener la razón no es lo que nos lleva a la paz, podemos aplicar claramente una de las definiciones del Curso acerca de perdonar que es: “pasar por alto”.Unámonos al plan del Espíritu Santo para poder salir del juego que nos ofrece constantemente el ego de ser unas veces víctima y otras victimario, para que la percepción que teníamos de nosotros y del mundo tenga un cambio radical y sea de la manera como Él nos propone.Dejemos de darle realidad al error y de sentirnos tan heridos y dolidos, salgamos del drama para liberarnos del juego y de ese juicio que nos ata a una ilusión que no tiene sentido.Entreguemos eso que nos duele y permitamos que se nos muestre ese otro camino que hay para unirnos a la Voluntad de Dios para nosotros.! Perdonemos juntos !

En este podcast queremos seguir hablando acerca del conflicto exterior que vemos y que podamos identificar el conflicto interior que estamos viviendo. El Curso de Milagros nos sugiere que en silencio observemos lo que estamos viviendo, lo cual nos muestra en la pantalla de nuestra vida cuál es el pensamiento al que le hemos dado valor y que por lo tanto nos hace sentir débiles y atacados, con miedo y rabia.De manera que vigilemos la mente para que conservemos la paz y actuar consecuentemente, pues más vale estar en paz que tener la razón y así restablecer nuestro centro para mirar de otra manera.Vigilantes a nuestros juicios y significados que nos llevan al caos, podemos renunciar al miedo y permitirnos deshacer los obstáculos que no le dan paso al Amor el cual nos deja ver las soluciones y oportunidades.En silencio asumamos la función que Dios nos dio para crear junto con Él un mundo de paz y amor.¡ Escuchemos Juntos!

El conflicto está presente en nuestras vidas de una u otra manera, a veces es amenazador y directo, otras veces se muestra de una forma sutil, el objetivo es hacernos sentir fuera de control y permitirle al miedo aparecer en nuestras vidas.Un Curso de Milagros nos explica que el Miedo es un signo de tensión que surge cuando hay conflicto entre lo que deseas y lo que haces.El miedo es la emoción en la que está basada la estructura del pensamiento del ego.El Curso nos invita a observar la mente con el fin de darnos cuenta de cuál es el valor que le hemos dado al conflicto en nuestras vidas, y por lo tanto dejar de proyectar afuera eso que vemos como destrucción y dolor o tal vez injusticia y miedo.¿Qué pensamientos hay en mi mente que todavía cree que es importante el conflicto?¿Por qué hay una parte de mí que se cree débil o susceptible de ser dañada?¿Qué tengo que sanar en mí para ver paz afuera?Perdonar es nuestra función, perdonar, para deshacer el error y unirnos a la Mente recta que está unida a la Fuente y a todos los hermanos que se creen víctimas o victimarios y así poder sanar y deshacer esa separación y dolor que creemos ver en nuestro mundo,Para ver paz afuera debo tener paz adentro, perdonemos el error y volvamos al centro, para que con nuestro aporte haya paz en el mundo que vemos.

“Soy responsable de lo que veo.Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar.Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido y se me concede tal como lo pedí́”. En este podcast vamos a leer y sentir frase por frase lo que el Curso nos enseña en esta oración, en este aparte del capítulo 21, II, 2:3-5. La impotencia e incapacidad que el ego quiere reafirmarnos a través de sus sugerencias, de las experiencias a lo largo de nuestro día, nos ayuda a sentirnos víctimas del mundo que creemos ver afuera y adentro. Esta enseñanza es una continuación de la anterior, con el fin de vernos de una manera diferente y asumir el poder para ver el mundo interno y externo desde el perdón y la certeza de que podemos deshacer todas las creencias y condicionamientos que nos determinan y limitan. ¡Estudiemos juntos!

Un Curso de Milagros nos enseña que lo importante es cambiar de mentalidad acerca de nosotros mismos, de los otros y del mundo que vemos y afirma que: “La proyección da lugar a la percepción. El mundo que ves se compone de aquello con lo que tú lo dotaste; Nada más”. En este Podcast queremos reafirmar que somos la causa de lo que vemos afuera, no somos su efecto, de esta manera nos podemos responsabilizar de nuestros pensamientos y creencias para lograr ver un mundo renovado tal como lo queremos vivir.El Curso afirma que no hay orden de dificultad en los milagros y que es nuestra pequeña dosis de buena voluntad la que apoya esta decisión para lograr el objetivo.Nos empodera y recuerda cuán grandes y poderosos somos, pues es el Hijo de Dios, nuestra verdadera naturaleza, la que puede transformar y vivir una realidad diferente. Tomemos la decisión de ver de otra manera y encontrar ese mundo que subyace en nuestro interior, esta capacidad de decidir determina qué queremos ver en cada situación que parece encontrarse afuera; reflexionar sobre esto nos ayuda a cambiar de posición y a encontrar esa otra manera.¡Estudiemos Juntos!

Continuamos con este pensamiento acerca del RENACER, hablamos en el podcast anterior de la importancia de dejar atrás el pasado y decidir cambiar la mentalidad acerca de nosotros mismos.Hoy nos proponemos ver los obstáculos que están dentro de nosotros mismos, basados en las creencias en las cuales hemos construido la estructura mental de separación y miedo.Los invitamos a revisar a qué le hemos dado valor, cuál es ese obstáculo que nos bloquea la paz y nos mantiene en la oscuridad, alejándonos de las puertas del Cielo, pues inconscientemente hemos decidido permanecer ahí ya que oímos la voz del ego que nos señala un camino de miedo y desesperanza.Siempre tenemos los dos maestros a quien seguir, el ego o el Espíritu Santo, decidamos elegir de nuevo y seguir esta Voz que habla por Dios que nos lleva del conflicto a la paz.

Renacer es contemplar el presente sin condenación, es abandonar el pasado de una vez por todas! La propuesta en este podcast es centrarnos en el momento presente para darnos cuenta de lo que significa en realidad vivirlo y así tener las herramientas que nos apoyen y que lo podamos vivenciar con facilidad. Al renacer reconocemos que podemos mirar el mundo de una manera diferente, a nosotros mismos, a nuestro hermano, porque Dios conoce tu inocencia, la de él, tu luz y la suya. En el renacer encontramos un atisbo de lo que permanece en nuestra mente, es algo que no es movible y siempre está ahí. Tu luz y Tu Amor. El mundo renace cada vez que descansas y que recuerdas cuál es tu misión: Vivir en Paz y brindarle esta Paz al mundo. Renace momento a momento y disponte a hacerlo cada vez que lo creas necesario, con el fin de recibir vida nuevamente. ¡Renace tu presente! ¡Revive tu Paz!

Iniciemos este año desde la certeza que la confianza ilumina nuestro camino.Con absoluta confianza de que desde un presente en paz se construye un futuro en paz, comencemos un nuevo año, con la certeza de que los dones que tenemos en nuestro interior se nos han dado para hacer un buen uso de ellos. Con la confianza y fe de que sus mensajes serán entendidos por nosotros para usarlos en beneficio propio y de nuestros hermanos.Pongamos al servicio del Espíritu Santo estos pensamientos y esta disposición ya que él sabrá usarla para nuestra salvación. Dios confía tanto en ti, pues eres su Creación, por lo tanto impartirá luz en las palabras que pronuncies e irán más allá de su sonido para encontrar su significado. Aceptemos este papel gustosos pues es el que nos corresponde en el plan de Dios para la salvación.Recorramos el camino en paz, confiándole todas las cosas. Y las respuestas llegaran a nuestro corazón cuando llenos de confianza y le preguntaremos cual es la Voluntad de Dios en todo lo que hagamos. Con una sincera y absoluta confianza de que el Cielo nos acompaña iniciemos este nuevo año.

Hemos conocido a la confianza como ese sentir que se deja notar a través de un halo de luz y esperanza que nos promete un rumbo diferente y nos muestra un camino que no habíamos visto. La confianza se ha lastimado, pues le hemos dado valor a muchos juicios, suposiciones, proyecciones del pasado permitiendo que se hagan reales, dándoles el poder de hacer a un lado ese sentimiento de protección y de cobijo que nos brinda.Confiemos en ese nuevo día que trae esperanzas y certezas, en esa palabra que tenemos escrita en el corazón y la confianza hará de nuestras vidas un campo abonado para un nuevo renacer; confiemos en un nuevo comienzo.

Tenemos muchos cambios en este momento, la oscuridad se apodera del mundo, tenemos miedo, dolor, desesperanza, y eso nos trae una perdida de control.Un Curso de Milagros nos invita a hacer silencio, ha dejar de juzgar y especialmente a recuperar el poder, mediante la reflexión. El miedo se apodera de la mente y no podemos pensar.Hemos creado inconscientemente estas situaciones, traigámoslas al consiente para poder verlas desde un espacio diferente y darnos cuenta de qué es lo que queremos lograr, cuáles son las posibilidades y capacidades que tenemos para que de una forma creativa podemos desarrollar otra manera que nos lleve a aceptar el cambio y a encontrar un nuevo camino.Miremos la incertidumbre como una posibilidad de crear algo nuevo, desde una perspectiva llena de certezas y amor.¡Reflexionemos juntos!

A la creencia de que carecemos de algo, de que no somos completos, de que somos indignos o que somos pecadores la hemos llamado Culpa, hemos cargado con este sentimiento sin tener una claridad de por qué nos sentimos así desde pequeños. Sin darnos cuenta decimos YO NO FUI, nos sentimos juzgados, acusados o pecadores, es algo que se respira en el ambiente, no la queremos afrontar de una manera muy profunda , pues pensamos en el fondo que de pronto podría ser cierto.Mirar la Culpa en una dimensión profunda, nos ayuda a liberar esa carga, esa sensación de indignidad y nos deja libres para ser y encontrar nuestra verdadera naturaleza.A través de este episodio cuestionémosnos ¿Cuál es mi CULPA? ¿A qué le temo?¿Cómo se manifiesta en mi vida? ¿A qué le he dado valor?¡Mirarlo nos ofrece otra dimensión y eso apoya la libertad que estamos buscando! ¡Mirémoslo juntos!

La lección 133 dice “ no pides demasiado a la vida, al contrario, le pides demasiado poco” L.133.1:1-2 Aquí el Curso nos ayuda a mirar la vida cotidiana y nos invita a ver las cuestiones prácticas del día a día. Nos muestra cómo la abundancia y las posibilidades existen para nosotros continuamente, cambiando el punto focal e invitándonos a mirarlo con otros ojos. En estos 3 podcasts vamos a hablar acerca de cómo ver los problemas diarios y entregárselos al Espíritu Santo quien ilumina nuestro camino para que podamos vivir lo mejor para nuestro bienestar. También nos dice que al pedir todo lo que necesitamos o creemos necesitar, hay una respuesta adecuada para nosotros. Confiemos en la dirección y el apoyo del Espíritu Santo, quien nos guiará. Encarguémosle todo, no solo unas cosas y otras no. Él está pendiente y en el momento en que se lo pedimos su presencia no se hace esperar y nos mostrará el camino a seguir, brindando la solución que trae paz a nuestros corazones.¡Estudiemos Juntos!

La lección 133 dice “ no pides demasiado a la vida, al contrario, le pides demasiado poco” L.133.1:1-2 Aquí el Curso nos ayuda a mirar la vida cotidiana y nos invita a ver las cuestiones prácticas del día a día. Nos muestra cómo la abundancia y las posibilidades existen para nosotros continuamente, cambiando el punto focal e invitándonos a mirarlo con otros ojos. En estos 3 podcasts vamos a hablar acerca de cómo ver los problemas diarios y entregárselos al Espíritu Santo quien ilumina nuestro camino para que podamos vivir lo mejor para nuestro bienestar. También nos dice que al pedir todo lo que necesitamos o creemos necesitar, hay una respuesta adecuada para nosotros. Confiemos en la dirección y el apoyo del Espíritu Santo, quien nos guiará. Encarguémosle todo, no solo unas cosas y otras no. Él está pendiente y en el momento en que se lo pedimos su presencia no se hace esperar y nos mostrará el camino a seguir, brindando la solución que trae paz a nuestros corazones.¡Estudiemos Juntos!

La lección 133 dice “ no pides demasiado a la vida, al contrario, le pides demasiado poco” L.133.1:1-2 Aquí el Curso nos ayuda a mirar la vida cotidiana y nos invita a ver las cuestiones prácticas del día a día. Nos muestra cómo la abundancia y las posibilidades existen para nosotros continuamente, cambiando el punto focal e invitándonos a mirarlo con otros ojos. En estos 3 podcasts vamos a hablar acerca de cómo ver los problemas diarios y entregárselos al Espíritu Santo quien ilumina nuestro camino para que podamos vivir lo mejor para nuestro bienestar. También nos dice que al pedir todo lo que necesitamos o creemos necesitar, hay una respuesta adecuada para nosotros. Confiemos en la dirección y el apoyo del Espíritu Santo, quien nos guiará. Encarguémosle todo, no solo unas cosas y otras no. Él está pendiente y en el momento en que se lo pedimos su presencia no se hace esperar y nos mostrará el camino a seguir, brindando la solución que trae paz a nuestros corazones.¡Estudiemos Juntos!

En estos episodios queremos encontrar una manera práctica de cómo llevar a la vida diaria estas enseñanzas, El Curso nos invita a ver el milagro en la vida cotidiana momento a momento, por lo tanto queremos empezar a ver de una forma amorosa y fácil que el Espiritu Santo siempre está atento a nuestro pedido de ayuda, su dispocision es total para resolver todo lo que para nosotros es un problema.Lo que tenemos que hacer es limpiar la mente de las creencias limitantes que nos hacen sufrir y pedir la ayuda del Espíritu Santo para que podamos realmente ver una solución diferente, un milagro en la vida. Practiquemos ahora!

En estos episodios queremos encontrar una manera práctica de cómo llevar a la vida diaria estas enseñanzas, El Curso nos invita a ver el milagro en la vida cotidiana momento a momento, por lo tanto queremos empezar a ver de una forma amorosa y fácil que el Espiritu Santo siempre está atento a nuestro pedido de ayuda, su dispocision es total para resolver todo lo que para nosotros es un problema.Lo que tenemos que hacer es limpiar la mente de las creencias limitantes que nos hacen sufrir y pedir la ayuda del Espíritu Santo para que podamos realmente ver una solución diferente, un milagro en la vida. Practiquemos ahora!

El capitulo 30 del Texto de Un Curso de Milagros, las cuales nos ayudan a vivir día a día, escuchando al Maestro adecuado y así poder tomar las decisiones que se hacen a cada instante, desde un patrón diferente que esté de acuerdo con el cambio de mentalidad propuesto durante todo el proceso de estudio, que hemos venido realizando. Son pasos que apoyan estas enseñanzas y apoyan para hacerlas prácticas, de manera que vivirlas será como un mapa que guía el corazón hacia ese nuevo comienzo sugerido en este capítulo y propuesto a lo largo de todo el Curso.

El capitulo 30 del Texto de Un Curso de Milagros, las cuales nos ayudan a vivir día a día, escuchando al Maestro adecuado y así poder tomar las decisiones que se hacen a cada instante, desde un patrón diferente que esté de acuerdo con el cambio de mentalidad propuesto durante todo el proceso de estudio, que hemos venido realizando. Son pasos que apoyan estas enseñanzas y apoyan para hacerlas prácticas, de manera que vivirlas será como un mapa que guía el corazón hacia ese nuevo comienzo sugerido en este capítulo y propuesto a lo largo de todo el Curso.

Para terminar este tema hablemos de quien es el héroe del sueño, Un Curso de Milagros dice que el cuerpo es el personaje central en el sueño del mundo. Este es el personaje que ha dado realidad a este sueño cada vez mas profundo y enredado pues nos hemos identificado totalmente y no consideramos por ningún motivo que seamos más que este cuerpo por lo tanto lo cuidamos, lo honramos dándole toda la realidad posible dejando a un lado la verdadera Identidad del Hijo de Dios, confundiendo su grandeza y perfección con un medio de comunicación llamado cuerpo. Identifiquemos su justo valor, su verdadero puesto como un gran medio, pero no como la identidad del Ser que Dios creó.¡Despertemos a nuestra verdadera realidad!

Continuemos hablando acerca del sueño. ¿Quien sueña ese sueño? vamos a identificarlo con amor y certeza ya que es el Hijo de Dios quien ha sido causa y no el efecto de este sueño, por lo tanto, darnos cuenta nos empodera para invertir ese pensamiento y deshacer esta pesadilla de terror o incertidumbre que hemos creado alrededor nuestro. Identificar al soñador nos da un norte claro y el camino de regreso a casa se muestra nítido en su totalidad. Al saber que tenemos la mejor dirección y que no es más que una pequeña dosis de buena voluntad, de nuestra parte, despertaremos de este sueño para encontrar el mundo al que realmente pertenecemos. Despertemos y veremos la plenitud de nuestra creación y de nuestro Creador

Hagamos un momento de silencio y quietud, pues el ruido del mundo no nos permite escuchar la Voz del Padre, que nos dice que Su Voluntad es Paz y felicidad y si lo permitimos, en los mas recóndito de nuestro corazón, encontramos la respuesta y el camino para ver las posibilidades que ahí están. Aquietemos la mente y en silencio escuchemos Su Palabra que nos llevará más allá de esa preocupación, desesperanza o pérdida, al mundo de Paz que Él nos ha prometido.MEDITEMOS JUNTOS

El Curso de Milagros nos menciona como en la Biblia, que Adán se abatió en un sueño profundo y no ha hecho referencia de que se haya despertado.El objetivo de este estudio es darnos cuenta del sueño profundo en el que estamos y a través de nuestro interés y deseo para ver de otra manera podamos despertar.El Curso nos muestra el camino para salir de ese sueño profundo donde las pesadillas, sufrimientos y sinsabores nos acechan y nos recuerda nuestra verdadera Identidad, para que dejemos de considerar sagrado algo que no es más que un sueño. Confiemos en esa Voz que habla por ÉL para que despertemos del sueño de dolor y miedo.¡Hablemos hoy del sueño!

Momento a momento tomamos la decisión de estar en paz o en conflicto, escuchando la voz del ego o la del Espíritu Santo.Entrénennos la mente para que pueda escuchar y elegir a quien seguir.El Plan de Dios no puede fracasar en el momento en que lo aceptes el Espíritu Santo abrirá todas las puertas, se hará cargo por ti y mostrará el camino despejado de cualquier obstáculo que pueda perturbar tu paso.

Un Curso de Milagros nos dice desde el prefacio: “El Ser que Dios creó no necesita nada. Está eternamente A SALVO y es eternamente íntegro, amado y amoroso. Busca compartir en vez de obtener y extender en vez de proyectar.”

Un Curso de Milagros nos dice desde el prefacio: “El Ser que Dios creó no necesita nada. Está eternamente A SALVO y es eternamente íntegro, amado y amoroso. Busca compartir en vez de obtener y extender en vez de proyectar.”Nos asegura durante todas sus enseñanzas que la protección de Dios mantiene sus creaciones A SALVO para siempre. Es importante darnos cuenta para poder hacerlo una realidad en nuestras vidas, con el fin de vivirla desde el amor en paz y a salvo, mientras creemos estar en un sueño, viajando fuera del hogar.Reflexionemos sobre este importante tema.

En este podcast queremos compartir con ustedes una reflexión de final de año. Hemos tenido situaciones diferentes a los otros años y los queremos invitar a reconocer cómo hemos cambiado, cómo esa otra manera de ver la vida que nos ofrece el Curso, ha sido una gran herramienta.Hemos tenido la oportunidad de compartir, de ver a nuestro hermano de una manera distinta y así acercarnos aún más a los milagros que nos brindan la oportunidad de dar y recibir de otra forma.Recordemos que el milagro es una correción, le aclara a la mente que lo que ve es falso. El milagro allana el camino para despertar al amor, pues el miedo sólo puede desvanecerce ante el benevolente milagro que el amor trae consigo.Demos un paso hacia adelante en paz y con la certeza de que este año que viene será diferente, nada nos faltará. Desde una pequeña dosis de buena voluntad podemos unirnos a la gran Voluntad de construir y expandir milagros donde quiera que vayamos.¡Felices Fiestas!Demos gracias, por un nuevo amanecer.Mich, Mariu y el equipo que nos acompaña

En este episodio empezaremos a hablar de las emociones que El Curso nos habla y nos dice que sólo hay dos emociones: amor y miedo.El Amor es inmutable y se aumenta en la medida que se extiende y comparte.El miedo quién adopta muchas forma, difiere enormemente pues sólo tiene imágenes qué distorsionan la realidad, constituye un mundo privado que no se puede compartir pues sólo tiene sentido para su propio hacedor.Cada uno de nosotros llenamos nuestro mundo de figuras procedentes de un pasado individual aparentemente todos diferentes e igualmente temibles, la única certeza que tenemos es que ninguna de esas imágenes es real, pues nada tiene que ver con la realidad que Dios nos creó.Somos seres de amor unidos a nuestro Creador, somos seres perfectos, inocentes, qué si así lo permitimos solamente buscamos la Luz!

Continuemos con nuestro tema acerca de quién es el Espíritu Santo. Hemos dicho que es nuestro guía nuestro salvador, mirémoslo ahora también como un intérprete, el que nos aclara e ilumina en los condicionamientos y creencias que nos obstaculizan la Paz de Dios. El Espíritu Santo siempre está dispuesto a traer una luz a nuestra mente, para poder seguir adelante, reconociendo quienes somos, el Ser que Dios creó!Él sabe que estamos confundidos y nos lleva por el camino recto que conduce a casa.Oigamos juntos.

El Espíritu Santo es el Guía que Dios nos dió cuando Su Hijo creyó haberse separado de la Fuente. El Espíritu Santo es el mediador en los dos mundos, conoce cada uno de ellos, sabe del mundo del ego donde nos creemos solos y separados, así como también sabe del mundo de Dios de donde nunca nos hemos podido ir.Él nos apoya y guía en ese camino que creímos haber perdido, pues conoce lo que creemos necesitar, es el Maestro Perfecto que se vale de tu mente para aclarar lo que tu no comprendes. Tiene la certeza de saber como te habla porque Él sólo se dirige a la Mente Santa que hay en cada uno de nosotros y es allí donde se comunica contigo y donde está cada vez que tú recurres a Él.Él es el reinterprete de todo lo que el ego fabricó y usa tu mundo como un recurso de aprendizaje.

Un Curso De Milagros nos dice que el Instante Santo es el recurso de aprendizaje más útil de qué dispone el Espíritu Santo para enseñarte el significado del amor. La idea es suspender todo juicio, dejar de lado el pasado y por lo tanto el futuro y vivir a plenitud un instante, un presente claro, santo, perfecto donde puedes romper la idea del tiempo a través de un contacto profundo con la Fuente, con Dios, esto es un Instante Santo.Ver sin el pasado, libre de juicio y de culpa nos prepara para un instante en la luz a plenitud, de esta forma puedes reconocer el Amor que se encuentra en ti, el Amor que eres.

Un Curso De Milagros nos dice que el Instante Santo es el recurso de aprendizaje más útil de qué dispone el Espíritu Santo para enseñarte el significado del amor. La idea es suspender todo juicio, dejar de lado el pasado y por lo tanto el futuro y vivir a plenitud un instante, un presente claro, santo, perfecto donde puedes romper la idea del tiempo a través de un contacto profundo con la Fuente, con Dios, esto es un Instante Santo.Ver sin el pasado, libre de juicio y de culpa nos prepara para un instante en la luz a plenitud, de esta forma puedes reconocer el Amor que se encuentra en ti, el Amor que eres.

“No hay mas Voluntad que la de Dios “Lecc. 74Esta idea encierra una gran paz y nos corrobora que su Voluntad es Paz y felicidad absoluta, unámonos a esa voluntad que es la misma nuestra y encontremos la seguridad y certeza que nos rodea al unirnos a ese amor.Es nuestra decisión unirnos y entender que es el mundo real y no este mundo de ilusión que el ego quiere mostrarnos. Elige de Nuevo momento a momento y el conflicto desaparece, la paz se hace presente y el reconocimiento de quien Soy es cada vez más claro y nos envuelve una profunda sensación inequívoca de estar en Dios. La dicha se hace presente y nos unimos a esa gran Voluntad que quiere lo mejor para nosotros.

“No hay mas Voluntad que la de Dios “Lecc. 74Esta idea encierra una gran paz y nos corrobora que su Voluntad es Paz y felicidad absoluta, unámonos a esa voluntad que es la misma nuestra y encontremos la seguridad y certeza que nos rodea al unirnos a ese amor.Es nuestra decisión unirnos y entender que es el mundo real y no este mundo de ilusión que el ego quiere mostrarnos. Elige de Nuevo momento a momento y el conflicto desaparece, la paz se hace presente y el reconocimiento de quien Soy es cada vez más claro y nos envuelve una profunda sensación inequívoca de estar en Dios. La dicha se hace presente y nos unimos a esa gran Voluntad que quiere lo mejor para nosotros.

Para afianzar la estructura de separación que el Ego quiere sustentar ha fabricado su mayor herramienta que es el CUERPO, con el fin de hacer una cerca al Hijo de Dios y darle una connotación de limitado, vulnerable y finito. La idea de estar abandonado, en peligro, con capacidad de sufrir y susceptible de ser dañado sólo le corresponde al pensamiento que el Ego tiene de nosotros. El Cuerpo es una gran herramienta de comunicación, para manifestarnos aquí en la tierra como en el Cielo. Sólo tiene el significado que le hemos dado. Es el medio para enseñar y aprender el perdón.

¡La capacidad de decidir es la libertad propia del Ser, podemos elegir momento a momento que queremos experimentar y cómo queremos hacerlo! Darnos cuenta es nuestro trabajo para poder decidir desde donde lo hacemos, la elección es desde el Ego o desde el Amor. Esto es un proceso continuo, de práctica constante para crear un hábito que nos ayude permanentemente. Podemos decidir ver el mundo correctamente, de nuestra decisión depende lo que quisiéramos encontrar. Tenemos la capacidad de ELEGIR.

Lo que vemos internamente es lo que proyectamos afuera, nuestra percepción depende de nuestras creencias y manera de ver el mundo. El Curso dice: “afuera no hay nada” debido a que todo está en nuestra mente errada que está basada en la separación, en el miedo, por lo tanto, lo que proyectamos afuera lo damos por real.El trabajo está en darnos cuenta de estos conceptos, ideas y creencias están en nuestra propia mente. Corrijamos la mente a través del perdón, a través de este trabajo amoroso y profundo que nos propone el Curso de Milagros, miremos esa otra manera de ver, que está en sus enseñanzas.

La enfermedad es una forma de demostrar que puedes ser herido. Da testimonio de tu fragilidad, de tu vulnerabilidad y de tu extrema necesidad de depender de dirección externa” T-8.VIII. 6:1-3 En este podcast queremos invitarlos a ver la enfermedad de otra manera, es un llamado a despertar a la Verdad durmiente en nosotros. No permitamos mas, que el ego nos manipule con sus argumentos, que somos susceptibles de ser amenazados por la enfermedad, ¡incluso que podemos morir o sufrir! ¡Cambiemos esa percepción!La enfermedad no es del cuerpo, es de la mente, la salud es paz interior, no quieras seguirle pidiendo ayuda al maestro equivocado, el ego no tiene un camino claro ni amoroso. ¡Sanemos la mente ¡Para que el cuerpo recobre su armonía y sane.

La enfermedad es una forma de demostrar que puedes ser herido. Da testimonio de tu fragilidad, de tu vulnerabilidad y de tu extrema necesidad de depender de dirección externa” T-8.VIII. 6:1-3 En este podcast queremos invitarlos a ver la enfermedad de otra manera, es un llamado a despertar a la Verdad durmiente en nosotros. No permitamos mas, que el ego nos manipule con sus argumentos, que somos susceptibles de ser amenazados por la enfermedad, ¡incluso que podemos morir o sufrir! ¡Cambiemos esa percepción!La enfermedad no es del cuerpo, es de la mente, la salud es paz interior, no quieras seguirle pidiendo ayuda al maestro equivocado, el ego no tiene un camino claro ni amoroso. ¡Sanemos la mente ¡Para que el cuerpo recobre su armonía y sane.

El Curso de Milagros es un recurso de aprendizaje, que se utiliza para aprender a ver la vida de otra manera.Gracias a sus enseñanzas expuestas a través del Texto que explica el marco teórico, el Libro de Ejercicios que nos ayuda a llevar a cabo un entrenamiento mental, el Manual para el Maestro, que nos contesta muchas preguntas que hacemos constantemente, podemos reeducar la mente, sanar las creencias que nos hacen daño y lograr el objetivo propuesto: La Paz interior.Paz que se descubre a partir de la limpieza mental, de la adquisición de nuevas pautas donde la mente encuentra un camino amoroso y fácil, para decidir entre las muchas posibilidades que podemos elegir. Por eso Elegir de Nuevo, es muy importante, momento a momento y asídecidir la vida que queremos vivir.

En tiempos que nos podemos sentir vulnerables, les ofrecemos esta meditación para acercarnos a La Paz. Los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales en Facebook o Instagram Podcast un Curso De Milagros.

En tiempos de crisis callemos nuestra mente y abramos el corazón, conectémonos con el Maestro interno que nos guía y llena de luz el camino. Confiemos en su guía y todo tendrá un desenlace feliz.En esta meditación entreguémosle al Espíritu Santo nuestros miedos, dudas, temores y angustias y esperemos con tranquilidad su respuesta, que es segura. Él nos conduce con amor y seguridad por la senda que hemos de recorrer.

En este podcast estaremos hablando acerca del tema de la separación. Es debido a este pensamiento una parte de la Mente del Hijo de Dios se creyó separada y dio lugar a un sistema diferente, como habíamos hablado cuando nos referimos al Ego; gracias a este sistema la separación se vuelve un hecho en el mundo de la ilusión y da lugar a varias premisas que nos hacen creer que es necesario sufrir y aceptar esa separación de la Fuente o del Creador.Esas premisas o pasos que la sustentan son:"1. Crees que tu mente puede cambiar lo que Dios creó.2. Crees que lo que es perfecto puede volverse imperfecto.3. Crees que puedes distorsionar las creaciones de Dios, incluido Tú 4. Crees que eres tu propio Creador y que estas a cargo de la dirección de tu propia Creación.” (Cap. 2. !:8-12)Estos pasos nos explican de una manera clara cómo hemos construido un sistema donde la carencia o vacuidad da lugar a la proyección de esta separación, la cual está basada en el miedo y por lo tanto lo que vemos afuera es un reflejo de lo que hay dentro.Esto es un estado mental y aquí es donde se debe corregir y así lograr un equilibrio y una paz duradera, el Curso trata, este tema también de una manera transversal permanentemente, ya que éste dio lugar a todo el sistema de pensamiento del ego y lo hizo realidad. Al verla de una manera diferente, la separación, deja de producir miedo y podemos encontrar un camino que nos lleve de regreso a casa.

En este Podcast vamos a hablar del Ego, tema que va a estar presente durante todo el estudio de Un Curso de Milagros, ya que es el sistema de pensamiento que se fabricó cuando se llevó a cabo la separación de la Fuente, con el fin de mantener una estructura en la que se basa la mente separada y creer que tiene una vida propia.Entonces podemos decir que el Ego es un conjunto de pensamientos que tienes acerca de quien eres, por medio de los cuáles tienes una identidad para ser alguien, por lo tanto, te identificas con un cuerpo con un tiempo y un espacio.Tu eres el Hijo de Dios, eso es el cambio de mentalidad propuesto, tu eres el Ser que Dios creó y eso no se puede cambiar, ¡así te lo hayas propuesto muchas veces! En este estudio lo trataremos constantemente, desde muchos puntos de vista, con el fin de identificarlo y sobrepasar las falsas creencias que hay sobre ti. Tú no eres un ego ¡Tú eres el Ser que Dios creó eso lo encontrarás muchas veces y a eso le ponemos toda nuestra atención para liberarnos de esa loca idea que nos ha llevado al sufrimiento y al conflicto, dejando a un lado la Voluntad de Dios que seamos felices y tengamos paz absoluta!Continuaremos con el estudio de Un Curso de Milagros a través de otros episodios con temas importantes para su comprensión y práctica pues una experiencia enriquecedora abre nuevos estados del Ser.

En este Podcast vamos a hablar del Ego, tema que va a estar presente durante todo el estudio de Un Curso de Milagros, ya que es el sistema de pensamiento que se fabricó cuando se llevó a cabo la separación de la Fuente, con el fin de mantener una estructura en la que se basa la mente separada y creer que tiene una vida propia.Entonces podemos decir que el Ego es un conjunto de pensamientos que tienes acerca de quien eres, por medio de los cuáles tienes una identidad para ser alguien, por lo tanto, te identificas con un cuerpo con un tiempo y un espacio.Tu eres el Hijo de Dios, eso es el cambio de mentalidad propuesto, tu eres el Ser que Dios creó y eso no se puede cambiar, ¡así te lo hayas propuesto muchas veces! En este estudio lo trataremos constantemente, desde muchos puntos de vista, con el fin de identificarlo y sobrepasar las falsas creencias que hay sobre ti. Tú no eres un ego ¡Tú eres el Ser que Dios creó eso lo encontrarás muchas veces y a eso le ponemos toda nuestra atención para liberarnos de esa loca idea que nos ha llevado al sufrimiento y al conflicto, dejando a un lado la Voluntad de Dios que seamos felices y tengamos paz absoluta!Continuaremos con el estudio de Un Curso de Milagros a través de otros episodios con temas importantes para su comprensión y práctica pues una experiencia enriquecedora abre nuevos estados del Ser.

Una de las estructuras fundamentales del curso es el Perdón, pues es el medio que nos brinda herramientas para poder llevar a cabo el cambio de mentalidad, propuesto por el Curso. En estos podcast vamos a hablar varias veces sobre el perdón, porque debemos tener muy claro qué es y cómo funciona, al igual de cual es el resultado que obtenemos si lo practicamos en una forma coherente y congruente. Con el perdón podemos garantizar que la vida cambia, porque nuestros pensamientos se aclaran, la emoción se eleva y el Ser se puede manifestar en nuestras vidas. Perdonar es pasar por alto, es dejar de pensar con el ego, es salirnos del drama y escuchar la voz interior, que dirige, el Espíritu Santo para encontrar otra manera de ver cualquier cosa que estemos viviendo en el momento presente. Los invitamos a seguir estos episodios, más adelante tendremos más, pues cómo se habrán dado cuenta el Perdón es un tema transversal permanente, queremos oír sus opiniones, sugerencias, preguntas, estaremos muy atentas, gracias por escucharnos.

Una de las estructuras fundamentales del curso es el Perdón, pues es el medio que nos brinda herramientas para poder llevar a cabo el cambio de mentalidad, propuesto por el Curso. En estos podcast vamos a hablar varias veces sobre el perdón, porque debemos tener muy claro qué es y cómo funciona, al igual de cual es el resultado que obtenemos si lo practicamos en una forma coherente y congruente. Con el perdón podemos garantizar que la vida cambia, porque nuestros pensamientos se aclaran, la emoción se eleva y el Ser se puede manifestar en nuestras vidas. Perdonar es pasar por alto, es dejar de pensar con el ego, es salirnos del drama y escuchar la voz interior, que dirige, el Espíritu Santo para encontrar otra manera de ver cualquier cosa que estemos viviendo en el momento presente. Los invitamos a seguir estos episodios, más adelante tendremos más, pues cómo se habrán dado cuenta el Perdón es un tema transversal permanente, queremos oír sus opiniones, sugerencias, preguntas, estaremos muy atentas, gracias por escucharnos.

El símbolo de la Navidad es una estrella : Una luz en la obscuridad . No la veas como algo que se encuentra fuera de ti, sino como algo que refulge en el Cielo interno. Cap 15, XI, 2:1,2 Al mirar las luces prender en esta Navidad recuerda Tu Luz y hazla realidad, este es el camino que el Curso nos propone. Para celebrar Tú renacimiento y reconocer que tu verdadera Esencia es un hecho, es en esta época cuando lo recordamos aún más. Celebremos que así sea y hagámosla realidad en nuestras vidas. Unámonos en esta celebración desde el amor y La Paz !Feliz NAVIDAD !

El símbolo de la Navidad es una estrella : Una luz en la obscuridad . No la veas como algo que se encuentra fuera de ti, sino como algo que refulge en el Cielo interno. Cap 15, XI, 2:1,2 Al mirar las luces prender en esta Navidad recuerda Tu Luz y hazla realidad, este es el camino que el Curso nos propone. Para celebrar Tú renacimiento y reconocer que tu verdadera Esencia es un hecho, es en esta época cuando lo recordamos aún más. Celebremos que así sea y hagámosla realidad en nuestras vidas. Unámonos en esta celebración desde el amor y La Paz !Feliz NAVIDAD !

Es tiempo para tomar una pausa y dar Gracias, para unirnos y celebrar la vida, el amor, la luz y el camino que hemos recorrido y lo lejos que nos ha traído ! Celebremos en gratitud por un momento y uno más, para tomar conciencia de los dones con los que hemos sido bendecidos! Acallemos la mente y abramos el corazón para que nuestro camino, se ilumine por la gratitud que sentimos!Demos hoy tanto o más de lo que hemos recibido.Agradezcamos lo que nos rodea y encontremos el valor que tiene en nuestra vida, lo mucho que nos ha aportado y cuánta felicidad nos ha traído !“Hoy entonamos el canto de acción de gracias en honor al SER Que Dios dispuso fuese nuestra verdadera Identidad”

En nuestras lecciones finales utilizaremos la mínima cantidad de palabras posible. 2Tan sólo las utilizaremos al principio de nuestras prácticas, y únicamente para que nos recuerden que lo que buscamos es ir más allá de ellas.

Padre, Tu paz es lo que quiero dar, al haberla recibido de Ti. Yo soy Tu Hijo, eternamente como Tú me creaste, pues los Grandes Rayos permanecen en mí por siempre serenos e imperturbables.

Padre, hoy vamos a perdonar Tu mundo y a dejar que la creación sea Tuya. Hemos entendido todas las cosas erróneamente. Pero no hemos podido convertir a los santos Hijos de Dios en pecadores.

Tú que recuerdas lo que realmente soy, eres el único que recuerda lo que realmente deseo. Hablas en Nombre de Dios, y, por lo tanto, hablas en mi nombre. Y lo que me concedes procede de Dios Mismo.

El perdón -el reflejo de la verdad- me enseña cómo ofrecer milagros y así escapar de la prisión en la que creo vivir. Tu santo Hijo me es señalado, primero en mi hermano, y después en mí.

Padre, prometiste que jamás dejarías de contestar cualquier petición que Tu Hijo pudiese hacerte. No importa dónde esté, cuál parezca ser su problema o en qué crea haberse convertido.

¿Por qué debo esperar, Padre mío, para recibir la dicha que Tú me prometiste? Pues Tú mantendrás Tu Palabra, que le diste a Tu Hijo en el exilio.

Mi unidad con el Cristo me establece como Tu Hijo, más allá del alcance del tiempo y libre de toda ley, salvo de la Tuya. No tengo otro ser que el Cristo que vive en mí. No tengo otro propósito que el Suyo.

Padre, hoy le entrego a Cristo todo lo que es mío para que Él lo utilice de la manera que sea más beneficiosa para el propósito que comparto con Él Nada es exclusivamente mío, pues Él y yo nos hemos unido en un propósito común.

El perdón ve sólo impecabilidad, y no juzga. Ésta es la manera de llegar á Ti. Los juicios me vendan los ojos y me ciegan. El amor, que aquí se refleja en forma de perdón, me recuerda, por otra parte, que Tú me has proporcionado un camino para volver a encontrar Tu paz.

¿Quién es mi hermano sino Tu santo Hijo? Mas si veo pecado en él proclamo que soy un pecador, en vez de un Hijo de Dios, y que me encuentro solo y sin amigos en un mundo aterrante.

Lo que perdonamos se vuelve parte de nosotros, tal como nos percibi­mos a nosotros mismos. Tal como tú creaste a Tu Hijo, él encierra dentro de sí todas las cosas. El que yo Te pueda recordar depende de que lo perdone a él.

Así quiero liberar todas las cosas que veo; concediéndoles la libertad que busco. De esta manera obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. Ello se me dará, porque lo he elegido como el regalo que quiero dar.

Padre, déjame recordar que Tú estás aquí y que no estoy solo. Pues estoy rodeado de un Amor imperecedero. No hay razón para nada, excepto para la paz y alegría perfectas que comparto Contigo.

Padre, deseo lo que va en contra de mi voluntad, y no lo que es mi voluntad tener. Rectifica mi mente, Padre mío, pues está enferma. Pero Tú has ofrecido libertad, y yo elijo reclamar Tu regalo hoy.

Padre, al despertar hoy los milagros corrigen mi percepción de todas las cosas. Y así comienza el día que voy a compartir Contigo tal como compartiré la eternidad, pues el tiempo se ha hecho a un lado hoy.

Padre, todo milagro es un reflejo de los regalos que me haces a mí, Tu Hijo. Y cada uno que concedo retorna a mí, recordándome que la ley del amor, es universal.

Ésa es Tu ley, Padre mío, no la mía. Al no comprender lo que signifi­caba dar, procuré quedarme con lo que deseaba sólo para mí. Y cuando contemplé el tesoro que creía tener, encontré un lugar vacío en el que nunca hubo nada, en el no hay nada ahora y en el que nada habrá jamás. ¿Quién puede compartir un sueño?

El final del sufrimiento no puede suponer una pérdida. El regalo de lo que lo es todo tan sólo puede aportar ganancias. Tú sólo das. Nunca quitas. Y me creaste para que fuese como Tú, de modo que el sacrificio es algo tan imposible para mí como lo es para Ti.

Te doy gracias, Padre, por el plan que ideaste para salvarme del infierno que yo mismo fabriqué. No es real. Y Tú me has proporcionado los medios para comprobar su irrealidad.

Padre, Tu Hijo es santo. Yo soy aquel a quien sonríes con un amor y con una ternura tan entrañable, profunda y serena que el universo te devuelve la sonrisa y comparte Tu Santidad.

Padre te doy las gracias por el día de hoy y por la libertad que estoy seguro me ha de brindar. Hoy es un día santo, pues hoy Tu Hijo será redimido. Su sufrimiento ha terminado. Pues él oirá Tu Voz exhortán­dole a que busque la visión de Cristo a través del perdón y se libere para siempre de todo sufrimiento. Gracias por el día de hoy, Padre mío.

Nadie desea el dolor. Pero puede creer que el dolor es placer. Nadie quiere eludir su felicidad, mas puede creer que la dicha es algo doloroso, amenazante y peligroso. No hay nadie que no haya de recibir lo que pida.

Con este pensamiento basta para dejar que la salvación arribe a todo el mundo. Pues es el pensamiento mediante el cual todo el mundo por fin se libera del miedo. Ahora cada uno ha aprendido que nadie puede atemorizarlo, y que nada puede amenazar su seguridad.

Mi impecabilidad garantiza mi perfecta paz, mi eterna seguri­dad y mi amor, imperecedero; me mantiene eternamente a salvo de cualquier pensamiento de pérdida y me libera completamente del sufrimiento.

El perdón es el medio a través del cual a la percepción le llega su fin. El conocimiento es restituido una vez que la percepción ha sido transformada y ha dado paso enteramente a lo que por siempre ha de estar más allá de su más elevado alcance.

Perdonar es una elección. Nunca veo a mi hermano tal como es, pues eso está mucho más allá de la percepción. Lo que veo en él es simplemente lo que deseo ver, pues eso es lo que quiero que sea verdad.

No esperaré ni un solo día más para encontrar los tesoros que mi Padre me ofrece. Todas las ilusiones son vanas, y los sueños desaparecen incluso a medida que se van tejiendo con pensamien­tos basados en percepciones falsas.

El conflicto debe ser resuelto. Si se quiere escapar de él, no debe evadirse, ignorarse, negarse, encubrirse, verse en otra parte, llamarse por otro nombre u ocultarse mediante cualquier clase de engaños. Tiene que verse exactamente como es, allí donde se cree que está, y tiene que verse también la realidad que se le ha otorgado y el propósito que le ha asignado la mente.

El ego forja ilusiones. La verdad desvanece sus sueños malva­dos con el brillo de su fulgor. La verdad nunca ataca. Sencilla­mente es. Y por medio de su presencia se retira a la mente de las fantasías, y así ésta despierta a lo real.

Padre, ¡qué absurdo creer que Tu Hijo podía causarse sufrimiento así mismo! ¿Cómo iba él a poder planear su condenación sin que se le hubiera provisto de un camino seguro que lo condujese a su liberación? Me amas, Padre.

Aceptemos hoy que el perdón es nuestra única función. ¿Por qué atacar nuestras mentes y ofrecerles imágenes de dolor? ¿Por qué enseñarles que son impotentes, cuando Dios les ofrece Su poder y Su Amor y las invita a servirse de lo que ya es suyo?

Padre, pensé que me había apartado de Tu Voluntad, que la había desafiado, que había violado sus leyes y que había interpuesto otra volun­tad más poderosa que la Tuya. En realidad, no obstante, no soy otra cosa que una extensión de Tu Voluntad que se extiende continuamente. Eso es lo que soy, y ello jamás ha de cambiar.

Lo que parece ser el segundo lugar es en realidad el primero, pues percibimos todo al revés hasta que decidimos escuchar la Voz que habla por Dios. Nos parece que sólo podemos alcanzar autonomía si nos esforzamos por estar separados, y que la manera de salvarnos es aislándonos del resto de la creación de Dios.

No se me pide que acepte la salvación sobre la base de una fe ciega. Pues Dios ha prometido que oirá mi llamada y que Él Mismo me contestará. Déjame aprender mediante mi experien­cia que esto es verdad, y es indudable que llegaré a tener fe en Él.

Padre, fui creado en Tu Mente, como un Pensamiento santo que nunca abandonó su hogar. He de ser por siempre Tu Efecto, y Tú por siempre y para siempre, mi Causa. Sigo siendo tal como Tú me creaste. Todavía me encuentro allí donde me pusiste.Y todos Tus atributos se encuentran en mí, pues Tu Voluntad fue tener un Hijo tan semejante a su Causa, que Causa y Efecto fuesen indistinguibles.

Ésta es la clave de la salvación: lo que veo es el reflejo de un proceso mental que comienza con una idea de lo que quiero. A partir de ahí, la mente forja una imagen de eso que desea, lo juzga valioso y, por lo tanto, procura encontrarlo. Estas imáge­nes se proyectan luego al exterior, donde se contemplan, se consi­deran reales y se defienden como algo propio de uno.

Padre, Tú eres Quien me dio el plan para mi salvación. Eres asi­mismo Quien determinó el camino que debo recorrer, el papel que debo desempeñar, así como cada paso en el sendero señalado. 3No puedo per­derme. Tan sólo puedo elegir desviarme por un tiempo, y luego volver. Tu amorosa Voz siempre me exhortará a regresar, y me llevará por el buen camino.

He aquí el único "sacrificio" que le pides a Tu Hijo bienamado: que abandone todo sufrimiento, toda sensación de pérdida y de tristeza, toda ansiedad y toda duda, y que deje que Tu Amor entre a raudales a su conciencia, sanándolo del dolor y otorgándole Tu Propia dicha eterna. Tal es el "sacrificio" que me pides y que yo me impongo gustosamente: el único "costo" que supone reinstaurar en mí Tu recuerdo para la sal­vación del mundo.

Lo único que sacrifico son las ilusiones, nada más. Y a medida que éstas desaparecen, descubro los regalos que trataban de ocul­tar, los cuales me aguardan en jubilosa espera, listos para entre­garme los ancestrales mensajes que me traen de Dios. En cada regalo Suyo que acepto yace Su recuerdo. Y cada sueño sirve únicamente para ocultar el Ser que es el único Hijo de Dios, el Ser que fue creado a Su Semejanza, el Santo Ser que aún mora en Él para siempre, tal como Él aún mora en mí.

No entendía lo que me podía hacer libre, ni lo que era mi libertad o adónde ir a buscarla. Y así, Padre, busqué en vano hasta que oí Tu Voz dirigiéndome. Ahora ya no deseo seguir siendo mi propio guía. Pues la manera de encontrar mi libertad no es algo que yo haya ideado o que comprenda. 5Pero confió en Ti. Y me mantendré consciente de Ti que me dotaste con mi libertad por ser Tu santo Hijo.

El Hijo de Dios no tiene límites. Su fuerza es ilimitada, así como su paz, su júbilo, y todos los atributos con los que su Padre lo dotó en su creación. Lo que dispone con su Creador y Reden­tor se hace. Lo que su santa voluntad dispone jamás puede ser negado porque su Padre refulge en su mente, y deposita ante ella toda la fuerza y amor de la tierra y del Cielo. Yo soy aquel a quien todo esto se le da. Yo soy aquel en quien reside el poder de la Voluntad del Padre.

He aquí un pensamiento del que se ha eliminado toda traza de arrogancia y en el que sólo queda la verdad. Pues la arrogancia se opone a la verdad. Mas cuando la arrogancia desaparece, la ver­dad viene inmediatamente y llena el espacio que, al irse el ego, quedó libre de mentiras. Únicamente el ego puede estar limitado y, por consiguiente, no puede sino perseguir fines limitados y res­trictivos.

En mí el santo Hijo de Dios-se reconcilian todos los aspectos del plan celestial para la salvación del mundo. ¿Qué podría estar en conflicto, cuando todos los aspectos comparten un mismo pro­pósito y una misma meta? ¿Cómo podría haber un solo aspecto que estuviese separado o que tuviese mayor o menor importancia que los demás?

Tengo una misión especial que cumplir, un papel que sólo yo puedo desempeñar. La salvación espera hasta que yo elija asu­mir ese papel como mi único objetivo. Hasta que no tome esa decisión, seré un esclavo del tiempo y del destino humano. Pero cuando por mi propia voluntad y de buen grado vaya por el camino que el plan de mi Padre me ha señalado, reconoceré entonces que la salvación ya ha llegado, que se les ha concedido a todos mis hermanos y a mí junto con ellos.

Del mismo modo en que cada uno de los regalos que mis her­manos hacen me pertenece, así también cada regalo que yo hago me pertenece a mí­. Cada uno de ellos permite que un error pasado desaparezca sin dejar sombra alguna en la santa mente que mi Padre ama.

En cada momento de cada día se me conceden miles de teso­ros. Soy bendecido durante todo el día con regalos cuyo valor excede con mucho el de cualquier cosa que yo pudiera concebir. Un hermano le sonríe a otro, y mi corazón se regocija.

De una nueva percepción del mundo nace un futuro muy dife­rente del pasado. El futuro se ve ahora simplemente como una extensión del presente. Los errores del pasado no pueden ensombrecerlo, de tal modo que el miedo ha perdido sus ídolos e imágenes, y, al no tener forma, deja de tener efectos.

Padre, hay una visión que ve todas las cosas sin mancha alguna de pecado, lo cual indica que el miedo ha desaparecido, y que en su lugar se ha invitado al amor. y éste vendrá dondequiera que se le invite.

La percepción se deriva de los juicios. Habiendo juzgado, vemos, por lo tanto, lo que queremos contemplar. Pues el único propósito de la vista es ofrecernos lo que queremos ver. Es imposible pasar por alto lo que queremos ver o no ver lo que hemos decidido contemplar.

Los juicios se inventaron para usarse como un arma contra la verdad. Separan aquello contra lo que se utilizan, y hacen que se vea como si fuese algo aparte y separado. Luego hacen de ello lo que tú quieres que sea.

Quiero pasar este día Contigo, Padre mío, tal como Tú has dispuesto que deben ser todos mis días. Y lo que he de experimentar no tiene nada que ver con el tiempo. El júbilo que me invade no se puede medir en días u horas, pues le llega a Tu Hijo desde el Cielo.

Dentro de mí se encuentra la Eterna Inocencia, pues es la Voluntad de Dios que esté allí para siempre. Y yo, Su Hijo, cuya voluntad es tan ilimitada como la Suya, no puedo disponer que ello sea diferente.

El concepto que yo he forjado del tiempo impide el logro de mi objetivo. Si elijo ir más allá del tiempo hasta la intemporalidad, tengo que cambiar mi percepción acerca del propósito del tiempo.

Padre, Tu Voluntad es la mía, y nada más lo es. No hay otra volun­tad que yo pueda tener. Que no trate de forjar otra, pues sería absurdo y únicamente me haría sufrir. Sólo Tu Voluntad me puede hacer feliz,: y sólo Tu Voluntad existe. Si he de tener aquello que sólo Tú puedes dar, debo aceptar lo que Tu Voluntad dispone para mí y alcanzar una paz en la que el conflicto es imposible, Tu Hijo es uno Contigo en ser y en voluntad, y nada contradice la santa verdad de que aún soy tal como Tú me creaste.

¿Qué otra cosa sino la visión de Cristo querría utilizar hoy cuando me puede conceder un día en el que veo un mundo tan semejante al Cielo que un viejo recuerdo vuelve a aflorar en mi conciencia? Hoy puedo olvidarme del mundo que fabriqué. Hoy puedo ir más allá de todo temor, y ser restaurado al amor, a la santidad y a la paz.

El que sólo utiliza la visión de Cristo encuentra una paz tan profunda y serena, tan imperturbable y completamente inaltera­ble, que no hay nada en el mundo que sea comparable. Las com­paraciones cesan ante esa paz.

Sólo puedo nublar mi santa vista si permito que mi mundo se entrometa en ella. Y no puedo contemplar los santos panoramas que Cristo contempla a menos que utilice Su visión. La percep­ción es un espejo, no un hecho.

Velad conmigo, ángeles, velad conmigo hoy. Que todos los santos Pensamientos de Dios me rodeen y permanezcan muy que­dos a mi lado mientras nace el Hijo del Cielo.

Padre, por fin estamos abriendo los ojos. Tu santo mundo nos espera, pues por fin hemos recobrado la visión y podemos ver. Pensábamos que estábamos sufriendo. Pero era que nos habíamos olvidado del Hijo que Tú creaste. Ahora vemos que las tinieblas son el producto de nuestra propia imaginación y que la luz está ahí para que la contemplemos

Padre, a menos que juzgue no puedo sollozar. Tampoco puedo experi­mentar dolor o sentirme abandonado o creer que no se me necesita en este mundo. Éste es mi hogar porque no lo juzgo, y, por lo tanto, es únicamente lo que Tú quieres que sea. Hoy lo quiero contemplar sin condenarlo, a través de ojos felices que el perdón haya liberado de toda distorsión.

Este pensamiento se puede utilizar para expresar que la muerte y el pesar es lo que le espera a todo aquel que viene aquí, pues sus alegrías desaparecen antes de que las pueda disfrutar o incluso tener a su alcance.

Mi santidad está mucho más allá de mi propia capacidad de comprender o saber lo que es. No obstante, Dios, mi Padre, Quien la creó, reconoce que mi santidad es la Suya. Nuestra Voluntad conjunta comprende lo que es. Y nuestra Voluntad conjunta sabe que así es.

Mi gratitud hace posible que mi amor sea aceptado sin miedo. Y, de esta manera, se me restituye por fin mi Realidad. El perdón elimina todo cuanto se interponía en mi santa visión.

El perdón es el único regalo que doy, ya que es el único regalo que deseo. Y todo lo que doy, es a mí mismo a quien se lo doy. Ésta es la sencilla fórmula de la salvación. Y yo, que quiero salvarme, la adoptaré, para regir mi vida por ella en un mundo que tiene necesidad de salvación y que se salvará al aceptar yo la Expiación para mí mismo.

El Espíritu Santo necesita hoy mi voz para que todo el mundo pueda escuchar Tu Voz y oír Tu Palabra a través de mí. Estoy resuelto a dejar que hables a través de mí, pues no quiero usar otras palabras que las Tuyas, ni tener pensamientos aparte de los Tuyos, pues sólo los Tuyos son verdaderos. Quiero ser el salvador del mundo que fabriqué.

Hoy Cristo pide valerse de mis ojos para así redimir al mundo. Me pide este regalo para poder ofrecerme paz mental y eliminar todo terror y pesar. Y a medida que se me libra de éstos, los sueños que parecían envolver al mundo desaparecen.

Soy un Hijo de Dios. ¿Cómo iba a poder ser también otra cosa? ¿Acaso creó Dios lo mortal y lo corruptible? ¿De qué le sirve al bienamado Hijo de Dios lo que ha de morir?

El miedo ya se acabó porque su fuente ha desaparecido, y con ella, todos sus pensamientos desaparecieron también. El amor sigue siendo el único estado presente, cuya Fuente está aquí para siempre.

Las promesas de Dios no hacen excepciones. Y Él garantiza que la dicha será el desenlace final de todas las cosas. De nosotros depende, no obstante, cuándo habrá de lograrse eso: hasta cuándo vamos a permitir que una voluntad ajena parezca oponerse a la Suya. Pues mientras pensemos que esa voluntad es real, no halla­remos el final que Él ha dispuesto sea el desenlace de todos los problemas que percibimos, de todas las tribulaciones que vemos y de todas las situaciones a que nos enfrentamos.

Hoy la visión de Cristo contempla todo a través de mí. Su vista me muestra que todas las cosas han sido perdonadas y que se encuentran en paz, y le ofrece esa misma visión al mundo. En su nombre acepto esta visión para mí, así como para el mundo. ¡Cuánta hermosura contemplamos en este día!

A menos que contemple lo que no está ahí, lo único que veo es mi actual felicidad. Los ojos que comienzan a abrirse por fin pue­den ver. Y deseo que la visión de Cristo descienda sobre mí hoy mismo. Pues lo que percibo a través de mi propia vista sin la Corrección que Dios me dio para ella, es atemorizante y doloroso de contemplar.

A menos que el pasado se haya borrado de mi mente, no podré contemplar el mundo real. Pues en ese caso no estaría contem­plando nada, sino viendo lo que no esta ahí. ¿Cómo podría entonces percibir el mundo que el perdón ofrece? El propósito del pasado fue precisamente ocultarlo, pues dicho mundo sólo se puede ver en el ahora.

Éste es el pensamiento que me conduce a Ti y me lleva a mi meta. No puedo llegar hasta Ti sin mi hermano. Y para conocer mi Fuente, tengo primero que reconocer lo que Tú creaste uno conmigo.

¿Adónde querría ir sino al Cielo? ¿Qué podría sustituir a la felicidad? ¿Qué regalo podría preferir a la paz de Dios? ¿Qué tesoro querría buscar, hallar y conservar que pudiera compararse con mi Identidad? ¿Cómo iba a preferir vivir con miedo que con amor?

Padre, ¡qué día tan sereno el de hoy! ¡Cuán armoniosamente cae todo en su sitio! Éste es el día señalado para que llegue a entender la lección de que no tengo que hacer nada. En Ti ya se han tomado todas las decisiones. En Ti ya se ha resuelto todo conflicto. En Ti ya se han colmado todas mis esperanzas.

Hoy me despierto lleno de júbilo, sabiendo que sólo han de acontecerme cosas buenas procedentes de Dios. Eso es todo lo que pido, y sé que mi ruego recibirá respuesta debido a los pen­samientos a los que va dirigido.

Las pérdidas no son pérdidas cuando se perciben correcta­mente., El dolor es imposible. No hay pesar que tenga causa alguna. Y cualquier clase de sufrimiento no es más que un sueño.

Padre, forjé una imagen de mí mismo, y a eso es a lo que llamo el Hijo de Dios. Mas la creación sigue siendo como siempre fue, pues Tu crea­ción es inmutable. No quiero rendirle culto a ningún ídolo.

Sólo conque pudiese comprender esto hoy, el mundo entero se salvaría. Pues es la decisión de abandonar la locura y de acep­tarme tal como Dios Mismo, mi Padre y mi Fuente, me creó. Es la resolución de no seguir dormido en sueños de muerte, mientras la verdad sigue viviendo eternamente en el júbilo del amor.

Padre, Tu Hijo es perfecto. Cuando pienso que algo o alguien me ha hecho daño, es porque me he olvidado de quién soy y de que soy tal como Tú me creaste. Tus Pensamientos sólo pueden proporcionarme felici­dad.

Aquel que Dios creó ilimitado es libre. Puedo inventar una prisión para él, mas sólo en ilusiones, no en la realidad. Níngún Pensamiento de Dios ha abandonado la Mente de su Padre; ningún Pensamiento de Dios está limitado en modo alguno.

Se me ha prometido el fin de los sueños porque el Amor de Dios no abandonó a Su Hijo. Únicamente en sueños parece él estar aprisionado, en espera de una libertad futura, si es que ésta ha de llegan Pero en realidad sus sueños ya se acabaron, y la verdad ocupa su lugar. Ahora él es libre.

Si acepto que estoy aprisionado dentro de un cuerpo, en un mundo en el que todo lo que aparentemente vive parece morir, entonces mi Padre está aprisionado al igual que yo. Y esto es lo que creo cuando afirmo que tengo que obedecer las leyes que el mundo obedece, y que las flaquezas y los pecados que percibo son reales e ineludibles.

Tu Hijo es libre, Padre mío. No dejes que me imagine que lo he apri­sionado con las leyes que yo mismo inventé para que gobernasen el cuerpo. Él no está sujeto a ninguna de las leyes que promulgué para ofrecerle más seguridad al cuerpo.

¿Qué dice la Palabra de Dios? "Mi Hijo es tan puro y santo como Yo Mismo." Así fue como Dios se convirtió en el Padre del Hijo que Él ama, pues así fue como lo creó. Ésta es la Palabra que el Hijo no creó con el Padre, pues nació como resultado de ella

Escuchemos hoy a la Voz que habla por Dios, la cual nos habla de una lección ancestral que es tan cierta hoy como siempre lo fue. Sin embargo, este día ha sido seleccionado como aquel en el que hemos de buscar y oír, aprender y entender.

Padre, hoy quiero dejar que todas las cosas sean como Tú las creaste y ofrecerle a Tu Hijo el honor que se merece por su impecabilidad; el amor de un hermano hacia su hermano y Amigo. De ese modo soy redimido. Y del mismo modo, la verdad pasará a ocupar el lugar que antes ocupa­ban las ilusiones, la luz reemplazará toda oscuridad y Tu Hijo sabrá que él es tal como Tú lo creaste.

Tal vez estemos ahora listos para pasar un día en perfecta calma. Sl esto no fuese posible todavía, nos contentaremos y nos sentiremos más que satisfechos, con poder aprender cómo es posible pasar un día así. Si permitimos que algo nos perturbe, aprendamos a descartarlo y a recobrar la paz. Sólo necesitamos decirles a nuestras mentes con absoluta certeza: "Mía es la quie­tud de la paz de Dios", y nada podrá venir a perturbar la paz que Dios Mismo le dio a Su Hijo. Padre, Tu paz me pertenece. ¿Qué necesidad tengo de temer que algo pueda robarme lo que Tú has dispuesto sea mío para siempre? No puedo perder los dones que Tú me has dado.

Padre, la verdad me pertenece. Mi hogar se estableció en el Cielo mediante tu voluntad y la mía. ¿Podrían contentarme los sueños? ¿Podrían brindarme felicidad las ilusiones? 5¿Qué otra cosa sino Tu recuerdo podría satisfacer a Tu Hijo? No me contentaré con menos de lo que Tú me has dado. Tu Amor, por siempre dulce y sereno, me rodea y me mantiene a salvo eternamente. El Hijo de Dios no puede sino ser tal como Tú lo creaste. Hoy dejamos atrás las ilusiones. Y si oímos a la tentación lla­marnos e invitarnos a que nos entretengamos con un sueño, nos haremos a un lado y nos preguntaremos si nosotros, los Hijos de Dios, podríamos contentarnos con sueños cuando podemos elegir el Cielo con la misma facilidad que el infierno.

Cada día, cada hora y cada instante elijo lo que quiero contemplar, los sonidos que quiero oír y los testigos de lo que quiero que sea verdad para mí. Hoy elijo contemplar lo que Cristo quiere que vea; hoy elijo escuchar la Voz de Dios, así como buscar los testigos de lo que es verdad en la creación de Dios. En la visión de Cristo, el mundo y la creación de Dios se encuentran, y según se unen, toda percepción desaparece. La dulce visión de Cristo redime al mundo de la muerte, pues todo aquello sobre lo que Su mirada se posa no puede sino vivir y recordar al Padre y al Hijo: la unión entre Creador y creación.Padre, la visión de Cristo es el camino que me conduce a Ti.

Padre, la visión de Cristo es el don que me has dado, el cual tiene el poder de transformar todo lo que los ojos del cuerpo contemplan en el panorama de un mundo perdonado. ¡Cuán glorioso y lleno de gracia es ese mundo! No obstante, ¡cuánto más podré contemplar en él que lo que puede ofrecerme la vista! Un mundo perdonado significa que Tu Hijo reconoce a su Padre, permite que sus sueños sean llevados ante la verdad y aguarda con gran expectación el último instante de tiempo en el que éste acaba para siempre, conforme Tu recuerdo aflora en su memoria. Y ahora su voluntad es una con la Tuya. Ahora su función no es sino la Tuya Propia, y todo pensamiento salvo el Tuyo ha desaparecido.

Te pido que hoy bendigas mi vista. Mi vista es el medio que Tú has elegido para mostrarme mis errores y para poder ver más allá de ellos. Se me ha concedido poder tener una nueva percepción a través del Guía que Tú me diste, y, mediante Sus lecciones, superar la percepción y regresar a la verdad. Pido la ilusión que trasciende todas las que yo inventé. Hoy elijo ver un mundo perdonado en el que todo lo que veo me muestra la faz de Cristo y me enseña que lo que contemplo es mío, y que nada existe, excepto Tu santo Hijo.Hoy nuestra vista es bendecida. Compartimos una sola visión cuando contemplamos la faz de Aquel Cuyo Ser es el nuestro. Somos uno por razón de Aquel que es el Hijo de Dios, Aquel que es nuestra Identidad.

No permitas que hoy sea Tu crítico, Señor, ni que juzgue contra Ti. No permitas que interfiera en Tu creación, desfigurándola y convirtién­dola en formas enfermizas. Permítaseme estar dispuesto a no atacar su unidad imponiéndole mis deseos, y así dejarla ser tal como Tú la creaste. Pues de esta manera seré también capaz de reconocer a mi Ser tal como Tú lo creaste. 5Fui creado en el Amor y en el Amor he de morar para siempre. ¿Qué podría asustarme si dejo que todas las cosas sean exacta­mente como son? Que nuestra vista no sea blasfema hoy, y que nuestros oídos no hagan caso de las malas lenguas.

Lo que me rodea es la vida que Dios creó en Su Amor. Me llama con cada latido y con cada aliento; con cada acción y con cada pensamiento. La paz llena mi corazón e inunda mi cuerpo con el propósito del perdón. Ahora mi mente ha sanado, y se me concede todo lo que necesito para salvar al mundo. Cada latido de mi corazón me inunda de paz; cada aliento me infunde fuerza.

Padre, me diste todos Tus Hijos para que fuesen mis salvadores y mis consejeros de visión; los heraldos de Tu santa Voz. En ellos Tú te ves reflejado y en ellos Cristo me contempla desde mi Ser. No permitas que Tu Hijo se olvide de Tu santo Nombre. No permitas que Tu Hijo se olvide de su santo Origen. No permitas que Tu Hijo se olvide de que su nombre es el Tuyo.

Ciertamente no he comprendido el mundo, ya que proyecté sobre él mis pecados y luego me vi siendo el objeto de su mirada: ¡Qué feroces parecían! ¡Y cuán equivocado estaba al pensar que aquello que temía se encontraba en el mundo en vez de en mi propia mente! Hoy veo el mundo en la mansedumbre celestial con la que refulge la creación.

Padre, estás delante y detrás de mí, a mi lado, allí donde me veo a mí mismo y dondequiera que voy. Estás en todo lo que contemplo, en los sonidos que oigo y en cada mano que busca la mía. En Ti el tiempo desaparece, y la idea del espacio se vuelve una creencia absurda. 4Pues lo que rodea a Tu Hijo y lo mantiene a salvo es el Amor Mismo

Padre, Tu Mente creó todo cuanto existe, Tu Espíritu se adentró en ello y Tu Amor le infundió vida. ¿Y voy yo acaso a contemplar lo que Tú creaste como si en ello pudiese anidar el pecado? No quiero percibir imágenes tan tenebrosas y atemorizantes. Es imposible que yo pueda preferir el sueño de un loco a toda la hermosura con la que tú bendijiste la creación; a toda su pureza y dicha, así como a su eterna y serena morada en Ti.

Me identificaré con lo que creo es mi refugio y mi seguridad. Me veré a mí mismo allí donde percibo mi fuerza y pensaré que vivo dentro de la ciudadela en la que estoy a salvo y en la que no puedo ser atacado. No dejes que hoy busque seguridad en el peligro ni que trate de hallar mi paz en ataques asesinos.

Esta es la lección número ciento sesenta y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Tu gracia me es dada. La reclamo ahora.Dios nos habla. ¿No deberíamos nosotros acaso hablarle a Él? Dios no es algo distante. No trata de ocultarse de nosotros. Somos nosotros los que tratamos de ocultarnos de Él, y somos víctimas del engaño. Él siempre está enteramente accesible. Él ama a su Hijo. De nada, excepto de esto se puede estar seguro, pero con eso basta. Él amará a su Hijo eternamente. Aun cuando su mente duerme, Él lo ama. Y cuando su mente despierte, Él lo seguirá amando con un Amor que jamás ha de cambiar.

Padre, yo no me creé a mí mismo, aunque en mi demencia creí que así había sido. No obstante, en cuanto que Pensamiento Tuyo, no he aban­donado mi Fuente y sigo siendo parte de Aquel que me creó. Tu Hijo, Padre mío, Te llama hoy.4Que recuerde que Tú me creaste. Que recuerde mi Identidad.

El pecado es el único pensamiento que hace que el objetivo de alcanzar a Dios parezca irrealizable. ¿Qué otra cosa podría impe­dirnos ver lo obvio, o hacer que lo que es extraño y distorsionado parezca más claro? ¿Qué otra cosa sino el pecado nos incita al ataque?

Lo único que necesitamos hacer es entrenar nuestras mentes a pasar por alto todos los objetivos triviales e insensatos, y a recor­dar que Dios es nuestro objetivo. Su recuerdo se encuentra oculto en nuestras mentes, eclipsado tan sólo por nuestras absurdas e insignificantes metas, que no nos deparan nada y que ni siquiera existen.

Si me olvido de mi objetivo no podré sino estar confundido e inseguro acerca de quién soy, y así, mis acciones no podrán sino ser conflictivas. Nadie puede estar al servicio de objetivos con­tradictorios, y servirlo bien. Tampoco puede desenvolverse sin que se abata sobre él una profunda angustia y depresión.

La única manera de llegar a Dios aquí es mediante el perdón. No hay otra manera. Si la mente no le hubiese concedido tanto valor al pecado, ¿qué necesidad habría habido de encontrar el camino que conduce a donde ya te encuentras? ¿Quién tendría aún incertidumbre? ¿Quién podría estar inseguro de lo que es?

No me parece que pueda elegir experimentar únicamente paz hoy. Sin embargo, mi Dios me asegura que Su Hijo es como Él. Que pueda hoy tener fe en Aquel que afirma que soy el Hijo de Dios.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.No puede ser sino a mí mismo a quien crucifico.Todo lo que hago, me lo hago a mí mismo. Si ataco, sufro. 4Mas si perdono, se me dará la salvación.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

Padre, hoy quiero oír sólo Tu Voz. Vengo a Ti en el más profundo de los silencios para oír Tu Voz y recibir Tu Palabra. No tengo otra ora­ción que ésta: que me des la verdad. Y la verdad no es sino Tu Volun­tad, que hoy quiero compartir Contigo.

Es imposible que me pase algo sin yo mismo haberlo pedido. Aun en este mundo, soy yo el que rige mi destino. Lo que sucede es lo que deseo. Lo que no ocurre es lo que no deseo que suceda.

La santidad de mi Ser transciende todos los pensamientos de santidad que pueda concebir ahora. Su refulgente y perfecta pureza es mucho más brillante que cualquier luz que jamás haya contemplado. Su amor es ilimitado, y su intensidad es tal que abarca dentro de sí todas las cosas en la calma de una queda certeza.

Busqué miles de cosas y lo único que encontré fue desconsuelo. Ahora sólo busco una, pues en ella reside todo lo que necesito, y lo único que necesito. Jamás necesité nada de lo que antes bus­caba, y ni siquiera lo quería.

Permítaseme contemplar al Hijo de Dios hoy y ser un testigo de su gloria. Y que no trate de empañar la santa luz que mora en él y ver su fuerza menoscabada y reducida a la fragilidad; que no perciba en él las deficiencias con las que atacaría su soberanía.. Él es Tu Hijo, Padre mío. Y hoy quiero contemplar su ternura en lugar de mis ilusiones.

El perdón nos ofrece un cuadro de un mundo en el que ya no hay sufrimiento, es imposible perder y la ira no tiene sentido. El ataque ha desaparecido y a la locura le ha llegado su fin. ¿Qué sufrimiento podría concebirse ahora? ¿En qué pérdida se podría incurrir? 5El mundo se convierte en un remanso de dicha

He abjurado de la verdad. Permítaseme ahora ser igualmente firme y abjurar de la falsedad. Lo que sufre no forma parte de mí. Yo no soy aquello que siente pesar. Lo que experimenta dolor no es sino una ilusión de mi mente. Lo que muere, en realidad nunca vivió, y sólo se burlaba de la verdad con respecto a mí mismo.

El pecado es el símbolo del ataque. Si lo veo en alguna parte, sufriré. Pues el perdón es el único medio por el que puedo alcan­zar la visión de Cristo. Permítaseme aceptar que lo que Su visión me muestra es la simple verdad y sanaré completamente. Ven hermano, déjame contemplarte. Tu hermosura es el reflejo de la mía.

Que no piense que puedo encontrar el camino a Dios si abrigo odio en mi corazón. Que no piense que puedo conocer a mi Padre o a mi ser, si trato de hacerle daño al Hijo de Dios. Que no deje de reconocerme a mí mismo, y siga creyendo que mi conciencia puede abarcar lo que mi Padre es o que mi mente puede concebir todo el amor que Él me profesa y el que yo le profeso a Él.

Tu paz me rodea, Padre. Dondequiera que voy, Tu paz me acompaña y derrama su luz sobre todo aquel con quien me encuentro. Se la llevo al que se encuentra desolado, al que se siente solo y al que tiene miedo. Se la ofrezco a los que sufren, a los que se lamentan de una pérdida, así como a los que creen ser infelices y haber perdido toda esperanza. Envía­melos, Padre.

Tu Hijo está a salvo dondequiera que se encuentre porque Tú estás allí con él. Sólo con que invoque Tu Nombre recordará su seguridad y Tu Amor, pues éstos son uno. ¿Cómo puede temer, dudar o no darse cuenta de que es imposible que pueda sufrir, estar en peligro o ser infeliz cuando él te pertenece a ti, es bien amado y amoroso, y está por siempre a salvo en Tu Paternal abrazo?

Hoy seré honesto conmigo mismo. No pensaré que ya sé lo que no puede sino estar más allá de mi presente entendimiento. No pensaré que entiendo la totalidad basándome en unos cuan­tos fragmentos de mi percepción, que es lo único que puedo ver. Hoy reconozco esto. Y así quedo eximido de tener que emitir juicios que en realidad no puedo hacer. De esta manera, me libero a mí mismo y a todo lo que veo, de modo que pueda estar en paz tal como Dios nos creó.

Hoy no dirigiré mi vida por mi cuenta. No entiendo el mundo, por lo tanto, tratar de dirigir mi vida por mi cuenta es una locura. Mas hay Alguien que sabe qué es lo que más me conviene. Y Él se alegra de tomar por mí únicamente aquellas decisiones que me conducen a Dios. 5Pongo este día en Sus manos, pues no quiero demorar mi regreso al hogar, y es Él el que conoce el camino que me conduce a Dios.

Esta es la lección número doscientos cuarenta y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos.En este instante santo llega la salvación.¡Qué alegría tan grande la de hoy! Éste es un día de una cele­bración especial. Pues este día le ofrece al mundo de tinieblas el instante que se fijó para su liberación. Ha llegado el día en que todos los pesares se dejan atrás y el dolor desaparece.

El miedo es un engaño. Da testimonio de que te has visto a ti mismo como nunca podrías ser y, por lo tanto, contemplas un mundo que no puede ser real. Ni una sola cosa en ese mundo es verdad. Sea cual sea la forma en que se manifieste, sólo da fe de tus ilusiones acerca de ti mismo. No nos dejemos engañar hoy. Somos los Hijos de Dios.

No permitamos hoy que la verdad acerca de nosotros se oculte tras una falsa humildad. Por el contrario, sintámonos agradeci­dos por los regalos que nuestro Padre nos ha hecho. ¿Sería posi­ble acaso que pudiéramos advertir algún vestigio de pecado o de culpa en aquellos con quienes Él comparte Su gloria?

Padre, Tu confianza en mí ha sido tan grande que debo ser digno de ella. Tú me creaste y me conoces tal como soy. Y aun así, pusiste en mis manos la salvación de Tu Hijo y dejaste que dependiera de mi deci­sión.

Hoy aceptaré la verdad acerca de mí mismo. Me alzaré glo­rioso, y dejaré que la luz que mora en mí irradie sobre el mundo durante todo el día. Le traigo al mundo las buenas nuevas de la salvación que oigo cuando Dios mi Padre me habla.

Tengo un reino que gobernar. Sin embargo, a veces no parece que yo sea su rey en absoluto, sino que parece imponerse sobre mí, y decirme cómo debo pensar y actuar y lo que debo sentir. No obstante, se me ha dado para que sirva cualquier propósito que yo perciba en él. 5La única función de mi mente es servir

Padre, tienes un solo Hijo. Y es a él a quien hoy deseo contemplar. Él es Tu única creación. ¿ Por qué habría de percibir miles de formas en lo que sigue siendo uno solo? ¿Por qué habría de darle miles de nombres, cuando con uno solo basta? Pues Tu Hijo tiene que llevar Tu Nombre, ya que Tú lo creaste.

Tan sólo necesito contemplar todo aquello que parece herirme, y con absoluta certeza decirme a mí mismo: "La Voluntad de Dios es que yo me salve de esto", para que de inmediato lo vea desaparecer. Tan sólo necesito tener presente que la Voluntad de mi Padre para mí es felicidad, para darme cuenta de que lo único que se me ha dado es felicidad.

Hoy vislumbraremos el momento en que los sueños de pecado y de culpa hayan desaparecido y hayamos alcanzado la santa paz de la que nunca nos habíamos apartado. Sólo un instante ha transcurrido entre la eternidad y lo intemporal. Y fue tan fugaz, que no hubo interrupción alguna en la continuidad o en los pen­samientos que están eternamente unidos cual uno solo. Jamás ocurrió nada que perturbase la paz de Dios el Padre ni la del Hijo. 5Hoy aceptamos la veracidad de este hecho.

Padre, hoy te entrego todos mis pensamientos. No quiero quedarme con ninguno de ellos. En su lugar, dame los Tuyos. Te entrego asi­mismo todos mis actos, de manera que pueda hacer Tu Voluntad en lugar de ir en pos de metas inalcanzables y perder el tiempo en vanas imaginaciones. Hoy vengo a Ti. Me haré a un lado y simplemente Te seguiré. Sé Tú el Guía hoy, y yo el seguidor que no duda de la sabiduría de lo Infinito, ni del Amor cuya ternura no puedo comprender, pero que es, sin embargo, el perfecto regalo que Tú me haces.

Padre mío, permanece en mi mente desde el momento en que me despierte, y derrama Tu luz sobre mí todo el día. Que cada minuto sea una oportunidad más de estar Contigo. Y que no me olvide de darte las gracias cada hora por haber estado conmigo y porque siempre estás ahí presto a escucharme y a contestarme cuando te llamo. Y al llegar la noche, que todos mis pensamientos sigan siendo acerca de Ti y de Tu Amor. Y que duerma en la confianza de que estoy a salvo, seguro de Tu cuidado y felizmente consciente de que soy Tu Hijo.

¿Qué puedo buscar, Padre, sino Tu Amor? 2Tal vez crea que lo que busco es otra cosa; algo a lo que le he dado muchos nombres. Mas lo único que busco, o jamás busqué, es Tu Amor. Pues no hay nada más que jamás quisiera realmente encontrar.Quiero recordarte. ¿Qué otra cosa podría desear sino la verdad acerca de mí mismo?

Fui creado en la paz. Y en la paz permanezco.3No me ha sido dado poder cambiar mi Ser. ¡Cuán misericordioso es Dios mi Padre, que al crearme me dio la paz para siempre! Ahora sólo pido ser lo que soy. ¿Y podría negárseme eso cuando es eterna­mente verdad?

Busco mi verdadera Identidad, y la encuentro en estas pala­bras: "Soy Amor, pues el Amor fue lo que me creó". Ahora no necesito buscar más. El Amor ha prevalecido. Ha esperado tan quedamente mi regreso a casa, que ya no me volveré a apartar de la santa faz de Cristo. Y lo que contemple dará testimonio de la verdad de la Identidad que procuré perder, pero que mi Padre conservó a salvo para mí.

Mi Padre conoce mi santidad. ¿Debo acaso negar Su conoci­miento y creer en lo que Su conocimiento hace que sea imposi­ble? ¿Y debo aceptar como verdadero lo que Él proclama que es falso? ¿O debo más bien aceptar Su Palabra de lo que soy, toda vez que Él es mi Creador y el que conoce la verdadera condición de Su Hijo?

Padre, hoy es el día en que me libero porque mi voluntad es la Tuya. Pensé hacer otra voluntad. Sin embargo, nada de lo que pensé aparte de Ti existe. Y soy libre porque estaba equivocado y las ilusiones que abri­gaba no afectaron en modo alguno mi realidad. Ahora renuncio a ellas y las pongo a los pies de la verdad, a fin de que sean para siempre borradas de mi mente. Éste es el instante santo de mi liberación. Padre, sé que mi voluntades una con la Tuya.

Esta es la lección número doscientos veintiséis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Mi hogar me aguarda. Me apresuraré a llegar a él.Puedo abandonar este mundo completamente, si así lo decido. No mediante la muerte, sino mediante un cambio de parecer con respecto al propósito del mundo. Si creo que tal como lo veo ahora tiene valor, así seguirá siendo para mí. Mas si tal como lo contemplo no veo nada de valor en él, ni nada que desee poseer, ni ninguna meta que anhele alcanzar, entonces ese mundo se ale­jará de mí. Pues no habré intentado reemplazar la verdad con ilusiones.

Esta es la lección número doscientos veinticinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Dios es mi Padre, y Su Hijo lo ama.Padre, no puedo sino corresponder a Tu Amor, pues dar es lo mismo que recibir y Tú me has dado todo Tu Amor. Tengo que corresponder a él, pues quiero tener plena conciencia de que es mío, de que arde en mi mente y de que, en su benéfica luz, la mantiene inmaculada, amada, libre de miedo y con un porvenir en el que sólo se puede perfilar paz. ¡Cuán apacible es el camino por el que a Tu amoroso Hijo se le conduce hasta Ti!

Mi verdadera Identidad es tan invulnerable, tan sublime e ino­cente, tan gloriosa y espléndida y tan absolutamente benéfica y libre de culpa, que el Cielo la contempla para que ella lo ilumine. Ella ilumina también al mundo. Mi verdadera Identidad es el regalo que mi Padre me hizo y el que yo a mi vez le hago al mundo. No hay otro regalo, salvo éste, que se puede dar o reci­bir. Mi verdadera identidad y sólo Ella es la realidad. Es el final de las ilusiones. Es la verdad.

Esta es la lección número doscientos veintitrés del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Dios es mi vida. No tengo otra vida que la Suya.Estaba equivocado cuando pensaba que vivía separado de Dios, que era una entidad aparte que se movía por su cuenta, desvinculada y encasillada en un cuerpo. Ahora sé que mi vida es la de Dios, que no tengo otro hogar y que no existo aparte de Él.Él no tiene Pensamientos que no sean parte de mí, y yo no tengo ningún pensamiento que no sea de Él.

Dios está conmigo. Él es mi Fuente de vida, la vida interior, el aire que respiro, el alimento que me sustenta y el agua que me renueva y me purifica. Él es mi hogar, en el que vivo y me muevo; el Espíritu que dirige todos mis actos, me ofrece Sus Pen­samientos y garantiza mi perfecta inmunidad contra todo dolor.

Esta es la lección número doscientos veintiuno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Que mi mente esté en paz y que todos mis pensamientos se aquieten.Padre, hoy vengo a Ti en busca de la paz que sólo Tú puedes dar. Vengo en silencio. Y en la quietud de mi corazón -en lo más recóndito de mi mente- , espero y estoy a la escucha de Tu Voz. Padre mío, háblame hoy. Vengo a oír Tu Voz en silencio, con certeza y con amor, seguro de que oirás mi llamada y de que me responderás.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.No hay más paz que la paz de Dios.Que no me desvíe del camino de la paz, pues ando perdido por cualquier otro sendero que no sea ése. Mas déjame seguir a Aquel que me conduce a mi hogar, y la paz será tan segura como el Amor de Dios.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.No soy un cuerpo. Soy libre.Soy el Hijo de Dios. Aquiétate mente mía, y piensa en esto por un, momento. Luego regresa a la tierra, sin confusión alguna acerca de quién es aquel a quien mi Padre ama eter­namente como Su Hijo.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.Sólo mi propia condenación me hace daño.Mi condenación nubla mi visión, y a través de mis ojos ciegos no puedo ver la visión de mi gloria. Mas hoy puedo contemplar esta gloria y regocijarmeNo soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.Soy el santo Hijo de Dios Mismo.En silencio y con verdadera humildad busco la gloria de Dios a fin de contemplarla en el Hijo que Él creó como mi Ser.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.No puede ser sino mi propia gratitud la que me gano.¿Quién debe dar gracias por mi salvación sino yo mismo? ¿Y cómo sino a través de la salvación puedo encontrar el Ser a Quien debo estarle agradecido?No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.El Amor es el camino que recorro con gratitud.EI Espíritu Santo es mi único Guía. Él camina a mi lado con amor. Y le doy las gracias por mostrarme el camino que debo seguir.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.Pongo el futuro en Manos de Dios.El pasado ya pasó y el futuro aún no ha llegado. Ahora estoy libre de ambos. Pues lo que Dios da sólo puede ser para el bien. Y acepto únicamente lo que Él da como lo que me pertenece.No soy un cuerpo. y libre.Pues aún soy como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.Una lección es un milagro que Dios me ofrece, en lugar de los pensamientos que concebí que me hacen daño. Lo que aprendo de Él se convierte en el modo en que me libero. Por eso elijo aprender Sus lecciones y olvidarme de las mías.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.Tengo una función que Dios quiere que desempeñe.Busco la función que me ha de liberar de todas las vanas ilu­siones del mundo. Solamente la función que Dios me dio puede ofrecerme libertad. Eso es lo único que busco y lo único que aceptaré como propio.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.El dolor es mi propia invención. No es un pensamiento de Dios, sino uno que yo pensé aparte de Él y de Su Voluntad. Su Voluntad para Su Hijo bienamado es dicha y sólo dicha. Y eso es lo que elijo en lugar de lo que yo inventé.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora.El Amor de Dios es lo que me creó. El Amor de Dios es todo lo que soy. El Amor de Dios proclamó que yo soy Su Hijo.El Amor de Dios dentro de mí es mi liberación.No soy un cuerpo.Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.La paz de Dios refulge en mí ahora.Permaneceré muy quedo y dejaré que la tierra se aquiete junto conmigo. Y en esa quietud hallaremos la paz de Dios. Está dentro de mi corazón, el cual da testimonio de Dios Mismo.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo.La bendición de Dios irradia sobre mí desde dentro de mi corazón, donde Él mora. No necesito más que dirigirme a Él y todo pesar desaparece conforme acepto Su infinito Amor por mí.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.De mí depende la salvación del mundo.Se me han confiado los dones de Dios porque soy Su Hijo. Y deseo otorgarlos allí donde Él dispuso que se dieran.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

No soy un cuerpo. Soy libre, Pues aún soy tal como Dios me creó. Deseo la paz de Dios.La paz de Dios es lo único que quiero. La paz de Dios es mi única meta, la mira de todo mi vivir aquí, el fin que persigo, mi propósito, mi vida y mi función, mientras habite en un lugar que no es mi hogar.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

Esta es la lección número doscientos cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia RiosNo soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.El Nombre de Dios es mi herencia.El Nombre de Dios me recuerda que yo soy Su Hijo; que no soy esclavo del tiempo; que no estoy sujeto a las leyes que gobiernan el mundo de las ilusiones enfermizas, y que soy libre en Dios y eternamente uno con Él.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

Esta es la lección número doscientos tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia RiosNo soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.Invoco el Nombre de Dios y el mío propio.El Nombre de Dios es mi liberación de todo pensamiento de maldad y de pecado porque es mi nombre, así como el de Él.No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

Esta es la lección número doscientos dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia RiosNo soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.Permaneceré muy quedo por un instante e iré a mi hogar.¿Por qué habría de elegir quedarme un solo instante más donde no me corresponde estar, cuando Dios Mismo me ha dado Su Voz, la cual me exhorta a retornar a mi hogar?No soy un cuerpo. Soy libre.Pues aún soy tal como Dios me creó.

Esta es la lección número doscientos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. No hay más paz que la paz de Dios.Deja de buscar. No hallarás otra paz que la paz de Dios. Acepta este hecho y te evitarás la agonía de sufrir aún más amargos de­sengaños, o de verte invadido por una sombría desesperación y una gélida sensación de desesperanza y de duda. Deja de buscar. No puedes hallar otra cosa que la paz de Dios, a no ser que lo que busques sea infelicidad y dolor.

Esta es la lección número ciento noventa y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. No soy un cuerpo. Soy libre.No podrás ser libre mientras te percibas a ti mismo como un cuerpo. 2El cuerpo es un límite. El que busca su libertad en un cuerpo la busca donde ésta no se puede hallar. La mente puede ser liberada cuando deja de verse a sí misma como que está den­tro de un cuerpo, firmemente atada a él y amparada por su pre­sencia. Si esto fuese cierto, la mente sería en verdad vulnerable.

Esta es la lección número doscientos uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:Juntos somos un Todo. Separados, no somos nada.Todos nosotros somos Uno solo.Cada uno está unido a Dios y a todos, sin cambios posibles. Todo lo que existe es Hijo del Creador, igualmente digno, igualmente santo, igualmente amoroso.Mis hermanos son mi alegría y mi deleite. Que hoy vea a todos como la bendición que son para mí.

Esta es la lección número ciento noventa y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Sólo mi propia condenación me hace daño.El daño es imposible. Y, sin embargo, las ilusiones forjan más ilusiones. Si puedes condenar, se te puede hacer daño. Pues habrás creído que puedes hacer daño, y el derecho que te prescri­bes puede ahora usarse contra ti, hasta que renuncies a él por ser algo sin valor, indeseable e irreal. La ilusión dejará entonces de tener efectos,. y aquellos que parecía tener quedarán anulados. Entonces serás libre, pues la libertad es tu regalo, y ahora pue­des recibir el regalo que has dado.

Esta es la lección número ciento noventa y siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. No puede ser sino mi propia gratitud la que me gano.He aquí el segundo paso que damos en el proceso de liberar a tu mente de la creencia en una fuerza externa enfrentada a la tuya. Tratas de ser amable y de perdonar. Pero si no recibes muestras de gratitud procedentes del exterior y las debidas gra­cias, tus intenciones se convierten de nuevo en ataques. Aquel que recibe tus regalos los tiene que recibir con honor; o de lo contrario, se los quitas. Y así, consideras que los dones de Dios son, en el mejor de los casos, préstamos; y en el peor, engaños que te roban tus defensas para garantizar que cuando Él dé Su golpe de gracia, éste sea mortal.

Esta es la lección número ciento noventa y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Es únicamente a mí mismo a quien crucifico.Cuando realmente hayas entendido esto, y lo mantengas fir­memente en tu conciencia, ya no intentarás hacerte daño ni hacer de tu cuerpo un esclavo de la venganza. No te atacarás a ti mismo, y te darás cuenta de que atacar a otro es atacarte a ti mismo. Te liberarás de la demente creencia de que atacando a tu hermano te salvas tú. Y comprenderás que su seguridad es la tuya, y que al sanar él, tú quedas sanado.

Esta es la lección número ciento noventa y cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. El amor es el camino que recorro con gratitud.Para aquellos que contemplan el mundo desde una perspectiva errónea, la gratitud es una lección muy difícil de aprender. Lo más que pueden hacer es considerar que su situación es mejor que la de los demás. Y tratan de contentarse porque hay otros que aparentemente sufren más que ellos. ¡Cuán tristes y lamentables son semejantes pensamientos! Pues, ¿quién puede tener motivos para sentirse agradecido si otros no los tienen? ¿Y quién iba a sufrir menos porque ve que otro sufre más? Debes estarle agradecido únicamente a Aquel que hizo desaparecer todo motivo de sufrimiento del mundo.

Esta es la lección número ciento noventa y cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Pongo el futuro en Manos de Dios.La idea de hoy es un paso más en el proceso de alcanzar cuanto antes la salvación, y ciertamente es un paso gigantesco. Es tan grande la distancia que abarca que te lleva justo antes del Cielo, con el objetivo a la vista y los obstáculos ya superados. Tus pies ya se han posado sobre las praderas que te dan la bienvenida a las puertas del Cielo: el tranquilo lugar de la paz en el que aguardas con certeza el paso final de Dios. ¡Qué lejos nos encontramos ahora de la tierra! ¡Y cuán cerca de nuestra meta! 6¡Cuán corto es el trecho que aún nos queda por recorrer!

Esta es la lección número ciento noventa y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.El aprendizaje es algo que le es ajeno a Dios. Su Voluntad, no obstante, se extiende hasta lo que Él no entiende; en el sentido de que Él dispone que la felicidad que Su Hijo heredó de Él perma­nezca incólume, sea perpetua y por siempre en aumento, que se expanda eternamente en la dicha de la creación plena, que sea eternamente receptiva y absolutamente ilimitada en Él. Ésa es Su Voluntad. Por lo tanto, Su Voluntad provee los medios para garantizar que se cumpla.

Esta es la lección número ciento noventa y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Tengo una función que Dios quiere que desempeñe.La santa Voluntad de tu Padre es que tú lo completes, y que tu Ser sea Su Hijo sagrado, por siempre puro como Él, creado del Amor y en él, preservado, extendiendo amor y creando en su Nombre, por siempre uno con Dios y con tu Ser. Mas ¿qué sen­tido puede tener tal función en un mundo de envidia, odio y ataque?

Esta es la lección número ciento noventa y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Soy el santo Hijo de Dios Mismo.He aquí la declaración de tu liberación de las cadenas del mundo. Y he aquí asimismo la liberación del mundo entero. No te das cuenta de lo que has hecho al asignarle al mundo el papel de carcelero del Hijo de Dios. ¿Qué podría ser entonces sino un mundo depravado y temeroso, amedrentado por las sombras, vengativo y salvaje, desprovisto de razón, ciego y enajenado por el odio?

Esta es la lección número ciento noventa del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.El dolor es una perspectiva errónea. Cuando se experimenta en cualquier forma que sea, es señal de que nos hemos engañado a nosotros mismos. El dolor no es un hecho en absoluto. Sea cual sea la forma que adopte, desaparece una vez que se percibe correctamente. 5Pues el dolor proclama que Dios es cruel. ¿Cómo podría entonces ser real en cualquiera de las formas que adopta? El dolor da testimonio del odio que Dios el Padre le tiene a Su Hijo, de la pecaminosidad que ve en él y de Su demente deseo de venganza y de muerte.

Esta es la lección número ciento ochenta y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. La paz de Dios refulge en mí ahora.¿Por qué esperar al Cielo? ?Los que buscan la luz están simple­mente cubriéndose los ojos. La luz ya está en ellos. La ilumina­ción es simplemente un reconocimiento, no un cambio. La luz es algo ajeno al mundo, y tú en quien mora la luz eres asimismo un extraño aquí. La luz vino contigo desde tu hogar natal, y permaneció contigo, pues es tuya. Es lo único que trajiste contigo de Aquel que es tu Fuente. 8Refulge en ti porque ilumina tu hogar, y te conduce de vuelta al lugar de donde vino y donde finalmente estás en tu hogar.

Esta es la lección número ciento ochenta y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora.Hay una luz en ti que el mundo no puede percibir. Y con sus ojos no la podrás ver, pues estás cegado por él. No obstante, tienes ojos con los que poder verla. Está ahí para que la contem­ples. No se puso en ti para que se mantuviese oculta de tu vista. Esta luz es un reflejo del pensamiento con el que practicamos ahora. Sentir el Amor de Dios dentro de ti es ver el mundo reno­vado, radiante de Inocencia, lleno de esperanza y bendecido con perfecta caridad y amor.

Esta es la lección número ciento ochenta y siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo.Nadie puede dar lo que no tiene. De hecho, dar es la prueba de que se tiene. Hemos hecho mención de esto anteriormente. Mas no es eso lo que hace que sea difícil de creer. Nadie duda de que primero se debe poseer lo que se quiere dar. Es en la segunda parte de la afirmación donde el mundo y la percepción verdadera difieren. Si has tenido y has dado, el mundo afirma que has perdido lo que poseías. 8La verdad mantiene que dar incrementa lo que posees.

Esta es la lección número ciento ochenta y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. De mí depende la salvación del mundo.Ésta es la afirmación que algún día habrá de erradicar de toda mente todo vestigio de arrogancia. Éste es el pensamiento de la verdadera humildad, que no te adjudica ninguna otra función, excepto la que se te ha encomendado. Dicho pensamiento supone tu aceptación del papel que te fue asignado, sin insistir en que se te asigne otro. No se detiene a considerar qué papel es el que es adecuado para ti. Tan sólo reconoce que la Voluntad de Dios se hace tanto en la tierra como en el Cielo.6Une a todas las volunta­des de la tierra en el plan celestial para la salvación del mundo, y les restituye la paz del Cielo.

Esta es la lección número ciento ochenta y cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Deseo la paz de Dios.Decir estas palabras no es nada. Pero decirlas de corazón lo es todo. Si pudieras decirlas de corazón, aunque sólo fuera por un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en ningún lugar o momento. Recobrarías plena conciencia del Cielo, el recuerdo de Dios quedaría completamente reinstaurado y la resurrección de toda la creación plenamente reconocida.

Esta es la lección número ciento ochenta y cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. El Nombre de Dios es mi herencia.Vives a base de símbolos. Has inventado nombres para todas las cosas que ves. Cada una de ellas se ha convertido en una enti­dad aparte, identificada por su propio nombre. De esta manera la segregas de la unidad. De esta manera designas sus atributos especiales y la distingues de otras cosas al hacer hincapié en el espacio que la rodea.

Esta es la lección número ciento ochenta y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Invoco el Nombre de Dios y el mío propio.El Nombre de Dios es sagrado, pero no es más sagrado que el tuyo. Invocar Su Nombre es invocar el tuyo. Un padre le da su nombre a su hijo y, de este modo, identifica a su hijo con él. Sus hermanos comparten su nombre y, así, están unidos por un vínculo en el que encuentran su identidad. El Nombre de tu Padre te recuerda quién eres incluso en un mundo que no lo sabe, e incluso cuando tú mismo no lo has recordado.

Dios es sólo amor y, por ende, eso es lo que soy yo.Lecciones que se repasan:165: Que mi mente no niegue el Pensamiento de Dios.166: Se me han confiado los dones de Dios.

Esta es la lección número ciento ochenta y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Permaneceré muy quedo por un instante e iré a mi hogar.Este mundo en el que pareces vivir no es tu hogar. Y en algún recodo de tu mente sabes que esto es verdad. El recuerdo de tu hogar sigue rondándote, como si hubiera un lugar que te llamase a regresar, si bien no reconoces la voz, ni lo que ésta te recuerda. No obstante, sigues sintiéndote como un extraño aquí, proce­dente de algún lugar desconocido. No es algo tan concreto que puedas decir con certeza que eres un exilado aquí.

Esta es la lección número ciento ochenta y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Confío en mis hermano, que son uno conmigo.Confiar en tus hermanos es esencial para establecer y sustentar tu fe en tu propia capacidad para trascender tus dudas y tu falta de absoluta convicción en ti mismo. Cuando atacas a un her­mano, proclamas que está limitado por lo que tú has percibido en él. No estás viendo más allá de sus errores. Por el contrario, éstos se exageran, convirtiéndose en obstáculos que te impiden tener conciencia del Ser que se encuentra más allá de tus propios erro­res, así como de sus aparentes pecados y de los tuyos.

Dios es sólo amor y, por ende, eso es lo que soy yo.Lecciones que se repasan:169: Por la gracia vivo. Por la gracia soy liberado.170: En Dios no hay crueldad ni en mí tampoco.

Dios es sólo amor y, por ende, eso es lo que soy yo.Lecciones que se repasan:163: La muerte no existe. El Hijo de Dios es libre.164: Ahora somos uno con Aquel que es nuestra Fuente.

Dios es sólo amor y, por ende, eso es lo que soy yo.Lecciones que se repasan:167: Sólo hay una vida y ésa es la vida que comparto con Dios.168: Tu gracia me es dada. La reclamo ahora.

Dios es sólo amor y, por ende, eso es lo que soy yo.Lecciones que se repasan:161: Dame tu bendición, santo Hijo de Dios.162: Soy tal como Dios me creó.

Dios es sólo amor y, por ende, eso es lo que soy yo.Lecciones que se repasan:159: Doy los milagros que he recibido.160: Yo estoy en mi hogar. El miedo es el que es un extraño aquí.

Dios es sólo amor y, por ende, eso es lo que soy yo.Lecciones que se repasan:157: En Su Presencia he de estar ahora.158: Hoy aprendo a dar tal como recibo.

Dios es sólo amor y, por ende, eso es lo que soy yo.Lecciones que se repasan:155: Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino.156: Camino con Dios en perfecta santidad.

Dios es sólo amor y, por ende, eso es lo que soy yo.Lecciones que se repasan:153: En mi indefensión radica mi seguridad.154: Me cuento entre los ministros de Dios.

Dios es sólo amor y, por ende, eso es lo que soy yo.Lecciones que se repasan:151: Todas las cosas son ecos de la Voz que habla por Dios.152: Tengo el poder de decidir.

Esta es la lección número ciento setenta del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. En Dios no hay crueldad en mí tampoco.Nadie ataca sin la intención de herir. En esto no hay excepcio­nes. Cuando piensas que atacas en defensa propia estás afir­mando que ser cruel te protege, que la crueldad te mantiene a salvo. Estás afirmando que herir a otro te brinda libertad. Y estás afirmando también que atacar cambia el estado en que te encuen­tras por otro mejor, más seguro, donde estás más a salvo de los asaltos del peligro y del temor.

Esta es la lección ciento sesenta y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Por la gracia vivo. Por la gracia soy liberado.La gracia es el atributo del Amor de Dios que más se asemeja al estado que prevalece en la unidad de la verdad. Es la aspiración más elevada que se puede tener en el mundo, pues conduce más allá de él. Se encuentra más allá del aprendizaje, aunque es su objetivo, pues la gracia no puede arribar hasta que la mente no se haya preparado a sí misma para aceptarla de verdad.

Esta es la lección número ciento sesenta y siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Sólo hay una vida y ésa es la vida que comparto con Dios.No existen diferentes clases de vida, pues la vida es como la verdad. No admite grados. Es la única condición que todo lo que Dios creó comparte. Y al igual que todos Sus Pensamientos, no tiene opuesto. La muerte no existe porque lo que Dios creó comparte Su Vida. La muerte no existe porque Dios no tiene opuesto. La muerte no existe porque el Padre y el Hijo son uno.

Esta es la lección número ciento sesenta y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Se me han confiado los dones de Dios.Se te ha dado todo. La confianza que Dios tiene en ti es infi­nita. Él conoce a Su Hijo. Él da sin hacer excepciones y sin reser­varse nada que pudiera contribuir a tu felicidad. Sin embargo, a menos que tu voluntad sea una con la Suya, no podrás recibir Sus dones. Mas ¿qué podría hacerte pensar que hay otra voluntad aparte de la Suya?

Esta es la lección número ciento sesenta y cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Que mi mente no niegue el Pensamiento de Dios.¿Qué es lo que hace que este mundo parezca real sino tu negación de la verdad que se encuentra más allá de él? ¿Qué otra cosa sino tus pensamientos de aflicción y de muerte ensombrecen la perfecta felicidad y vida eterna que la Voluntad de tu Padre dispone para ti? ¿Y qué otra cosa sino las ilusiones podrían ocul­tar lo que no puede ser ocultado? ¿Qué podría privarte de lo que te pertenece sino tu propia decisión de no verlo, al negar que se encuentra ahí?

¿En qué otro momento sino ahora mismo puede reconocerse la verdad? El presente es el único tiempo que hay. Y así, hoy en este mismo instante, ahora mismo, podemos contemplar lo que se encuentra ahí eternamente, no ante nuestra vista sino ante los ojos de Cristo. Él mira más allá del tiempo y ve la eternidad representada allí. Él oye los sonidos que engendra el insensato y ajetreado mundo, aunque muy levemente. Pues más allá de ellos Él oye el himno del Cielo y la Voz que habla por Dios con más claridad, con más sentido y más de cerca.

Esta es la lección número ciento sesenta y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. La muerte no existe. El Hijo de Dios es libre.La muerte es un pensamiento que adopta muchas formas, las cuales a menudo no se reconocen. La muerte puede manifestarse en forma de tristeza, miedo, ansiedad o duda; en forma de ira, falta de fe y desconfianza; preocupación por el cuerpo, envidia, así como en todas aquellas formas en las que el deseo de ser como no eres pueda venir a tentarte. Todos ésos pensamientos no son sino reflejos de la veneración que se le rinde a la muerte como salvadora y portadora de la liberación.

Esta es la lección número ciento sesenta y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Soy tal como Dios me creó.Sólo con que mantuvieses este pensamiento fijo en la mente, el mundo se salvaría. Lo repetiremos de vez en cuando, según vayamos alcanzando nuevos niveles en nuestro aprendizaje. Y a medida que avances tendrá cada vez más significado para ti. Estas palabras son sagradas, pues son las palabras que Dios dio como respuesta al mundo que tú construiste. Con ellas éste de­saparece, y todo lo que se ve en sus brumosas nubes y vanas ilusiones se desvanece cuando se pronuncian estas palabras, pues proceden de Dios.

Esta es la lección número ciento sesenta y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Dame tu bendición, santo Hijo de Dios.Hoy vamos a practicar de manera diferente, y a pronunciarnos en contra de nuestra ira de modo que nuestros temores puedan desaparecer y darle cabida al amor. He aquí la salvación, en las simples palabras con las que practicamos la idea de hoy. He aquí la respuesta a toda tentación, pues jamás puede dejar de darle la bienvenida al Cristo allí donde antes imperaban la ira y el miedo. Aquí se consuma la Expiación, el mundo se transpone sin riesgo alguno y el Cielo queda restaurado.

Esta es la lección número ciento sesenta del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Yo estoy en mi hogar. El miedo es el que es un extraño aquí.El miedo es un extraño en los caminos del amor. Identifícate con el miedo, y te vuelves un extraño ante tus propios ojos. Y de este modo, no te conocerás a ti mismo. Lo que tu Ser es sigue siendo algo ajeno para la parte de ti que cree que es real, aunque diferente de ti: ¿Quién podría estar en su sano juicio en tales circunstancias?

Esta es la lección número ciento cincuenta y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Doy los milagros que he recibido.Nadie puede dar lo que no ha recibido. Para dar algo es pre­ciso poseerlo antes. En este punto las leyes del Cielo y las del mundo coinciden: Pero en este punto difieren también. El mundo cree que para poseer una cosa tiene que conservarla. La salvación enseña lo contrario. Al dar es como reconoces que has recibido. Es la prueba de que lo que tienes es tuyo.

Esta es la lección número ciento cincuenta y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Hoy aprendo a dar tal como recibo.¿Qué se te ha dado? Se te ha dado el conocimiento de que eres una mente, de que te encuentras en una Mente y de que no eres sino mente, por siempre libre de pecado y totalmente exento de miedo al haber sido creado del Amor. No has abandonado tu Fuente, por lo tanto, sigues siendo tal como fuiste creado. Esto se te dio en forma de un conocimiento que no puedes perder. Ese conocimiento se le dio asimismo a todas las cosas vivientes, pues sólo mediante él viven.

Esta es la lección número ciento cincuenta y siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. En su presencia he de estar ahora.Éste es un día de silencio y de fe. Es un tiempo especial y muy prometedor en el calendario de tus días. Es un tiempo que el Cielo ha reservado para brillar sobre él y verter una luz perenne en la que se oyen ecos de la eternidad. Este día es santo, pues anuncia una nueva experiencia; una manera de sentir distinta y una conciencia diferente. Son muchos los días y las noches que te has pasado celebrando la muerte.

Esta es la lección número ciento cincuenta y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Camino con Dios en perfecta santidad.La idea de hoy no hace sino expresar la simple verdad que hace que el pensamiento de pecado sea imposible. Esta idea nos asegura que la culpabilidad no tiene causa, y que, por lo tanto, no existe. Es la consecuencia lógica de la idea fundamental que tan a menudo se menciona en el texto, la cual reza así: las ideas no abandonan su fuente. Si esto es verdad, ¿cómo ibas a poder estar separado de Dios? ¿Cómo ibas a poder caminar por el mundo solo y separado de tu Fuente?

Esta es la lección número ciento cincuenta y cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino.Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo. No cambias de apariencia, aunque sí son­ríes mucho más a menudo. Tu frente se mantiene serena; tus ojos están tranquilos. Y aquellos que caminan por el mundo con la misma actitud que tú reconocen en ti a alguien semejante a ellos. No obstante, los que aún no han percibido el camino también te reconocerán y creerán que eres como ellos, tal como una vez lo fuiste.

Esta es la lección número ciento cincuenta y cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. Me cuento entre los ministros de Dios.No seamos hoy ni arrogantes ni falsamente humildes. Ya hemos superado tales necedades. No podemos juzgarnos a no­sotros mismos, ni hace falta que lo hagamos. Eso no es sino apla­zar la decisión y posponer entregarnos de lleno al ejercicio de nuestra función. Nuestro papel no es juzgar nuestra valía, ni tampoco podríamos saber cuál es el mejor papel para nosotros o qué es lo que podemos hacer dentro de un plan más amplio que no podemos captar en su totalidad.

Esta es la lección número ciento cincuenta y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos. En mi indefensión radica mi seguridad.Tú que te sientes amenazado por este mundo cambiante, por sus cambios de fortuna y amargas ironías, por sus fugaces relacio­nes y por todos los "regalos" que únicamente te presta para más tarde arrebatártelos, presta mucha atención a lo que aquí decimos. El mundo no ofrece ninguna seguridad. Está arraigado en el ata­que. aY todos los "regalos" que aparentemente ofrecen seguridad no son más que engaños.

Esta es la lección número ciento cincuenta y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Tengo el poder de decidir.Nadie puede sufrir pérdida alguna a menos que ésa haya sido su propia decisión. Nadie sufre dolor salvo cuando él mismo así lo decide. Nadie puede estar afligido, sentir temor o creer que está enfermo a menos que eso sea lo que desea. Y nadie muere sin su propio consentimiento. Jamás ocurre nada que no sea una representación de tus deseos, ni se te niega nada de lo que eliges.

Esta es la lección número ciento cincuenta y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Todas las cosas son ecos de la Voz que habla por Dios.Nadie puede juzgar basándose en pruebas parciales. Eso no es juzgar. Es simplemente una opinión basada en la ignorancia y en la duda. Su aparente certeza no es sino una capa con la que pre­tende ocultar la incertidumbre. Necesita una defensa irracional porque es irracional. Y la defensa que presenta parece ser muy sólida y convincente, y estar libre de toda duda debido a todas las dudas subyacentes.

Esta es la lección número ciento cincuenta del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios

Esta es la lección número ciento cuarenta y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.

Esta es la lección número ciento cuarenta y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.

Esta es la lección número ciento cuarenta y cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos.

Esta es la lección número ciento cuarenta y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.

Esta es la lección número ciento cuarenta y cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.

Esta es la lección número ciento cuarenta y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.

Esta es la lección número ciento cuarenta y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:(121) El perdón es la llave de la felicidad.(122) El perdón me ofrece todo lo que deseo.

Esta es la lección número ciento cuarenta y cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.

Esta es la lección número ciento cuarenta del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. La salvación es lo único que cura.La palabra "cura” no puede aplicársele a ningún remedio que el mundo considere beneficioso. Lo que el mundo percibe como un remedio terapéutico es sólo aquello que hace que el cuerpo se sienta "mejor". Mas cuando trata de curar a la mente, no la consi­dera como algo separado del cuerpo, en el que cree que ella existe.

Esta es la lección número ciento cuarenta y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.

Esta es la lección número ciento treinta y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir.En este mundo, el Cielo es algo que se elige porque en este mundo se cree que hay alternativas entre las que se puede elegir. Pensamos que todas las cosas tienen un opuesto y que elegimos lo que queremos. Si el Cielo existe tiene que haber también un infierno, pues es mediante contradicciones como construimos lo que percibimos y lo que pensamos que es real.

Esta es la lección número ciento treinta y siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Cuando me curo no soy el único que se cura.La idea de hoy sigue siendo el pensamiento central sobre el que descansa la salvación. Pues la curación es lo opuesto a todas las ideas del mundo que tienen que ver con la enfermedad y con los estados de separación. Aislarse uno de los demás y rehusar la unión es lo que da lugar a la enfermedad.

Esta es la lección número ciento treinta y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Aceptaré la Expiación para mí mismo.Con esto se acaban todas las decisiones. Pues con ésta lección llegamos a la decisión de aceptarnos a nosotros mismos tal como Dios nos creó. ¿Y qué es elegir sino tener incertidumbre con res­pecto a lo que somos? No hay duda que no esté arraigada en esto. No hay pregunta que no sea un reflejo de ello.

Esta es la lección número ciento treinta y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. La enfermedad es una defensa contra la verdad.Nadie puede sanar a menos que comprenda cuál es el propó­sito que aparentemente tiene la enfermedad. Pues entonces comprende también que dicho propósito no tiene sentido. Al no tener la enfermedad causa ni ningún propósito válido, es imposible que exista. Una vez que se reconoce esto, la curación es automática.

Esta es la lección número ciento treinta y cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Si me defiendo he sido atacado.¿Quién se defendería a sí mismo a menos que creyese que ha sido atacado, que el ataque es real y que defendiéndose es cómo puede salvarse? En esto radica la insensatez de las defensas, las cuales otorgan absoluta realidad a las ilusiones y luego intentan lidiar con ellas como si fuesen reales. Ello no hace sino añadir más ilusiones, a las ilusiones, haciendo así que la corrección sea doblemente difícil.

Esta es la lección número ciento treinta y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No le daré valor a lo que no lo tiene.En el proceso de enseñanza a veces es beneficioso, especial­mente después de haber pasado revista a lo que aparenta ser teórico y estar más allá del alcance de lo que el estudiante ha aprendido, volver de nuevo a las cuestiones prácticas. Esto es lo que vamos a hacer hoy. No vamos a hablar de ideas sublimes de alcance mundial, sino que simplemente nos vamos a ocupar de los beneficios que te aguardan a ti.

Esta es la lección número ciento treinta y cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Permítaseme poder percibir el perdón tal como es.Repasemos hoy lo que significa "perdonar" ya que es algo que puede, tergiversarse muy fácilmente y percibirse como que entraña un sacrificio injusto de la justa indignación, como una dádiva injustificada e inmerecida y como una total negación de la verdad. Desde esta perspectiva, perdonar no puede sino verse como una extravagancia, y este curso aparenta basar la salvación sobre un capricho.

Esta es la lección número ciento treinta y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Libero al mundo de todo lo que jamás pensé que era.¿Qué es lo que mantiene al mundo prisionero sino tus propias creencias? ¿Y qué puede salvar al mundo excepto tu propio Ser? El poder de las creencias es ciertamente formidable. Los pensa­mientos que albergas son poderosos, y los efectos que las ilusio­nes producen son tan potentes como los efectos que produce la verdad. Los locos creen que el mundo que ven es real, y así, no lo ponen en duda. No se les puede persuadir cuestionando los efectos de sus pensamientos. Sólo cuando se pone en tela de juicio la fuente de éstos alborea finalmente en ellos la esperanza de libertad.

Esta es la lección número ciento treinta y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.El fracaso te acechará mientras persigas metas inalcanzables. Buscas la permanencia en lo pasajero, el amor donde éste no se encuentra, la seguridad en medio del peligro y la inmortalidad en las tinieblas del sueño de muerte. ¿Quién puede triunfar cuando la contradicción es el marco de su búsqueda así como el lugar adonde va en busca de estabilidad?

Esta es la lección número ciento treinta del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Es imposible ver dos mundos.La percepción es congruente Lo que ves refleja lo que pien­sas. Y lo que piensas no es sino un reflejo de lo que quieres ver. Tus valores determinan esto, pues no puedes sino desear ver aquello que valoras, al creer que lo que ves existe realmente. Nadie puede ver un mundo al que su mente no le haya confe­rido valor. Y nadie puede dejar de ver lo que cree desear.

Esta es la lección número ciento veintinueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.Este pensamiento es el que naturalmente sigue al que practica­mos, ayer. No puedes detenerte en la idea de que el mundo no tiene valor, pues a menos que veas que hay algo más por lo que sentirte esperanzado, no podrás evitar caer en la depresión. No estamos haciendo hincapié en que renuncies al mundo, sino en que lo intercambies por algo mucho más satisfactorio, algo rebo­sante de alegría y capaz de ofrecerte paz. ¿Crees acaso que este mundo puede ofrecerte eso?

Esta es la lección número ciento veintiocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. El mundo que veo no me ofrece nada que yo deseeEl mundo que ves no te ofrece nada que puedas necesitar; nada que puedas usar en modo alguno; ni nada en absoluto que te pueda hacer feliz. Cree esto y te habrás ahorrado muchos años de miseria, incontables desengaños y esperanzas que se convierten en amargas cenizas de desesperación. Todo aquel que quiera dejar atrás al mundo y remontarse más allá de su limitado alcance y de sus mezquindades tiene que aceptar que este pensamiento es verdad.

Esta es la lección número ciento veintisiete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No hay otro amor que el de DiosTal vez creas que hay diferentes clases de amor. Tal vez creas que hay un tipo de amor para esto y otro para aquello; que es posible amar a alguien de una manera y a otra persona de otra. El amor es uno. No tiene partes separadas ni grados; no hay ­diferentes clases de amor ni tampoco diferentes niveles; en él no hay divergencias ni distinciones. Es igual a sí mismo, sin ningún cambio en ninguna parte de él. Ninguna persona o circunstancia puede hacer que cambie. Es el Corazón de Dios y también el de Su Hijo.

Esta es la lección número ciento veintiséis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy.La idea de hoy, que es completamente ajena al ego y a la manera de pensar del mundo, es de suma importancia para la inversión de pensamiento al que este curso dará lugar. Si creyeses lo que la idea de hoy afirma, no te resultaría difícil perdonar com­pletamente, tendrías certeza con respecto a tu objetivo y no ten­drías ninguna duda acerca de tu rumbo. Entenderías los medios a través de los cuales se alcanza la salvación, y no vacilarías en emplearlos ahora mismo.

Esta es la lección número ciento veinticinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. En la quietud recibo hoy la Palabra de Dios.Deja que hoy sea un día de quietud y de sosegada escucha. La Voluntad de tu Padre es que hoy oigas Su Palabra. Por eso te llama desde lo más recóndito de tu mente donde Él mora. Óyele hoy. 5No podrá haber paz hasta que Su Palabra sea oída por todos los rincones del mundo, y tu mente, escuchando en quietud, acepte el mensaje que el mundo tiene que oír para que pueda dar comienzo la serena hora de la paz.

Esta es la lección número ciento veinticuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Que no me olvide de que soy uno con Dios.Hoy volvemos a dar gracias de que nuestra Identidad se encuentre en Dios. Nuestro hogar está a salvo; nuestra protec­ción garantizada en todo lo que hacemos, y tenemos a nuestra disposición el poder y la fuerza para llevar a cabo todo cuanto emprendamos. 3No podemos fracasar en nada. Todo lo que tocamos adquiere un brillante resplandor que bendice y que sana. En unión con Dios y con el universo seguimos adelante llenos de regocijo, teniendo presente el pensamiento de que Dios Mismo va con nosotros a todas partes

Esta es la lección número ciento veintitrés del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Gracias Padre por los regalos que me has concedido.Sintámonos agradecidos hoy. Hemos llegado a sendas más lle­vaderas y a caminos más despejados. Ya no nos asalta el pensa­miento de volver atrás, ni resistimos implacablemente a la verdad. Aún hay cierta vacilación, algunas objeciones menores y cierta indecisión, pero puedes sentirte agradecido por tus logros, los cuales son mucho más grandes de lo que te imaginas.

Esta es la lección número ciento veintidós del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. El perdón me ofrece todo lo que deseo.¿Qué podrías desear que el perdón no pudiese ofrecerte? ¿Deseas paz? El perdón te la ofrece. ¿Deseas ser feliz, tener una mente serena, certeza de propósito y una sensación de belleza y de ser valioso que transciende el mundo? ¿Deseas cuidados y seguridad, y disponer siempre del calor de una protección segura? 6¿Deseas una quietud que no pueda ser perturbada, una mansedumbre eternamente invulnerable, una profunda y perma­nente sensación de bienestar, así como un descanso tan perfecto que nada jamás pueda interrumpirlo?

Esta es la lección número ciento veinte del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Descanso en Dios.Soy tal como Dios me creó.

Esta es la lección número ciento veintiuno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. El perdón es la llave de la felicidad.He aquí la respuesta a tu búsqueda de paz. He aquí lo que le dará significado a un mundo que no parece tener sentido. He aquí la senda que conduce a la seguridad en medio de aparentes peligros que parecen acecharte en cada recodo del camino y soca­var todas tus esperanzas de poder hallar alguna vez paz y tran­quilidad. Con esta idea todas tus preguntas quedan contestadas; con esta idea queda asegurado de una vez por todas el fin de la incertidumbre.

Esta es la lección número ciento diecinueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.La verdad corregirá todos los errores de mi menteDar y recibir son en verdad lo mismo.

Esta es la lección número ciento dieciocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Mías son la paz y la dicha de Dios.Déjame aquietarme y escuchar la verdad.

Esta es la lección número ciento diecisiete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Dios, al ser Amor, es también felicidad.Busco únicamente lo que en verdad me pertenece.

Esta es la lección número ciento dieciséis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.

Esta es la lección número ciento quince del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.La salvación es mi única función aquí.Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.

Esta es la lección número ciento catorce del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Soy espíritu.Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.

Esta es la lección número ciento doce del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:La luz, la dicha y la paz moran en mí.Soy tal como Dios me creó.

Esta es la lección número ciento trece del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:Soy un solo Ser, unido a mi Creador.La salvación procede de mi único Ser.

Esta es la lección número ciento once del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:Los milagros se ven en la luz.Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.

Esta es la lección número ciento diez del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Soy tal como Dios me creó.Hoy continuamos con la idea que nos brinda total salvación; la afirmación que hace que toda forma de tentación sea impotente; el pensamiento que silencia al ego y lo desarma por completo. Eres tal como Dios te creó. Esta idea acalla todos los sonidos de este mundo, hace que sus vistas desaparezcan y borra para siempre todos los pensamientos que él jamás haya tenido. Con esta idea se alcanza la salvación. Con esta idea se restaura la cordura.

Esta es la lección número ciento nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Descanso en Dios.Hoy pedimos descanso; y una quietud que las apariencias del mundo no puedan perturbar. Pedimos paz y tranquilidad en medio de todo el torbellino nacido de sueños conflictivos. Pedi­mos seguridad y felicidad, aunque lo que parece que vemos es peligro e infortunio. Y disponemos del pensamiento que respon­derá a nuestra petición con lo que pedimos.

Esta es la lección número ciento ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.La visión depende de la idea de hoy. La luz se encuentra en ella, pues reconcilia todos los aparentes opuestos. ¿Y qué puede ser la luz sino la resolución, nacida de la paz, de fundir todos tus conflictos y pensamientos erróneos en un solo concepto que sea completamente cierto? Incluso éste desaparecerá, ya que el Pen­samiento que se encuentra tras él aparecerá para ocupar su lugar. Y ahora estás en paz para siempre, pues en ese punto al sueño le llega su fin.

Esta es la lección número ciento siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos.¿Qué otra cosa puede corregir las ilusiones sino la verdad? ¿Y qué son los errores sino ilusiones que aún no se han reconocido como tales? Allí donde la verdad ha hecho acto de presencia los errores desaparecen. Simplemente se desvanecen sin dejar ni ras­tro por el que se pudiesen recordar. Desaparecen porque, sin la creencia que los sustenta, no tienen vida.

Esta es la lección número ciento seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Si no le prestases atención a la voz del ego, por muy ensordece­dora que parezca ser su llamada; si no aceptases sus míseros rega­los que no te aportan nada que realmente quieras, y si escuchases con una mente receptiva que no te haya dicho lo que es la salva­ción, podrías entonces oír la poderosa Voz de la verdad, serena en su poder, fuerte en su quietud y absolutamente segura de Sus mensajes.

Esta es la lección número ciento cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.La paz y la dicha de Dios te pertenecen. Hoy las aceptaremos, sabiendo que son nuestras. Y trataremos de entender que estos regalos se multiplican a medida que los recibimos. No son como los regalos que el mundo da, en los que el que hace el regalo pierde al darlo, y el que lo recibe se enriquece a costa de la pér­dida del que se lo dio. Eso no son regalos, sino regateos que se hacen con la culpabilidad. Los regalos que verdaderamente se dan no entrañan pérdida alguna.

Esta es la lección número ciento dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Tú no quieres sufrir. Tal vez creas que el sufrimiento te puede aportar algo, y puede que en cierta medida todavía creas que te aporta algo que deseas. Esta creencia, no obstante, ha quedado sin duda quebrantada ahora, por lo menos lo suficiente como para permitirte ponerla en duda y empezar a sospechar que en realidad no tiene sentido.

Esta es la lección número ciento cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.La idea de hoy continúa con el tema de que la dicha y la paz no son sueños vanos. Tienes derecho a ellos por razón de lo que eres. Te llegan procedentes de Dios, Quien no puede dejar de darte lo que Él dispone. Pero primero tiene que haberse preparado un lugar donde recibir Sus dones. Pues éstos no son bien acogidos por la mente que ha aceptado los regalos que ella misma fabricó allí donde sólo a los de Dios les corresponde estar.

Esta es la lección número ciento tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.La felicidad es un atributo del amor. No se puede separar de él ni experimentarse donde éste no está. El amor no tiene límites, al estar en todas partes. La dicha, por consiguiente, está asimismo en todas partes. Mas la mente puede negar que esto es así, al creer que hay brechas en el amor por donde el pecado puede infil­trarse y acarrear dolor en lugar de dicha.

Esta es la lección número ciento uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Hoy continuaremos con el tema de la felicidad. Esta idea es esencial para poder comprender el significado de la salvación. Todavía crees que la salvación requiere que sufras como peni­tencia por tus "pecados". Pero no es así. No obstante, no podrás evitar pensar que lo es, mientras sigas creyendo que el pecado es real y que el Hijo de Dios puede pecar.

Esta es la lección número cien del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Del mismo modo en que el Hijo de Dios completa a su Padre, así también tu papel en el plan de tu Padre completa dicho plan. La salvación tiene que invertir la descabellada creencia en pensa­mientos y cuerpos separados, que viven vidas separadas y reco­rren caminos separados. Cuando mentes separadas comparten una sola función, se unen en un solo propósito, pues cada una de ellas es igualmente esencial para todas las demás.

Esta es la lección número noventa y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.La salvación y el perdón son lo mismo. Ambas cosas implican que algo anda mal, algo de lo cual es necesario que se nos salve y se nos perdone; algo impropio que necesita corrección; algo aparte o diferente de la Voluntad de Dios. Ambos términos, por lo tanto, implican algo totalmente imposible, pero que, sin embargo, ha ocurrido, dando lugar a un estado de aparente con­flicto entre lo que es y lo que nunca podría ser.

Esta es la lección número noventa y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Hoy es un día de una consagración especial. Hoy vamos a adoptar una postura firme en favor de un solo bando. Nos vamos a poner de parte de la verdad y a abandonar las ilusiones. No vacilaremos entre una cosa y otra, sino que adoptaremos una firme postura en favor de Dios. Hoy nos vamos a consagrar a la verdad, y a la salvación tal como Dios la planeó. No vamos a alegar que es otra cosa ni a buscarla donde no está. La aceptare­mos gustosamente tal como es, y desempeñaremos el papel que Dios nos asignó.

Esta es la lección número noventa y siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.La idea de hoy te identifica a ti con tu único Ser. No acepta una identidad dividida, ni trata de formar una unidad entrela­zando factores opuestos. Simplemente declara la verdad. Prac­tica hoy esta verdad tan a menudo como puedas, pues extraerá a tu mente del conflicto y la llevará a los serenos campos de la paz.

Esta es la lección número noventa y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Aunque eres un solo Ser, te percibes a ti mismo como si fueses dos: bueno y malo, lleno de amor y lleno de odio, mente y cuerpo. Esta sensación de estar dividido en dos estados opuestos da lugar a un constante y agudo conflicto, y conduce a desesperados inten­tos de reconciliar los aspectos contradictorios de esa auto-percep­ción. Has buscado muchas de estas soluciones reconciliatorias, pero ninguna de ellas te ha dado resultado.

Esta es la lección número noventa y cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.La idea de hoy te describe exactamente tal como Dios te creó. Eres uno solo contigo mismo y uno solo con Él. Tuya es la uni­dad de toda la creación. Tu perfecta unidad hace que cualquier cambio en ti sea imposible. No aceptas esto, ni te das cuenta de que no puede sino ser verdad, debido únicamente a que crees que ya has efectuado un cambio en ti.

Esta es la lección número noventa y cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Soy tal como Dios me creó.Hoy continuamos con la idea que nos brinda total salvación; la afirmación que hace que toda forma de tentación sea impotente; el pensamiento que silencia al ego y lo desarma por completo. Eres tal como Dios te creó. Esta idea acalla todos los sonidos de este mundo, hace que sus vistas desaparezcan y borra para siempre todos los pensamientos que él jamás haya tenido.

Esta es la lección número noventa y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. La luz, la dicha y la paz moran en mí.Crees ser la morada del mal, de las tinieblas y del pecado. Piensas que si alguien pudiese ver la verdad acerca de ti sentiría tal repulsión que se alejaría de ti como si de una serpiente vene­nosa se tratase. Piensas que si la verdad acerca de ti te fuese revelada, te sobrecogería un horror tan grande que te apresura­rías de inmediato a quitarte la vida, pues sería imposible seguir viviendo después de haber contemplado semejante atrocidad.

Esta es la lección número noventa y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.La idea de hoy es una ampliación de la anterior. No asocias la luz con la fortaleza ni la oscuridad con la debilidad. Ello se debe a que tu idea de lo que significa ver está vinculada al cuerpo, a sus ojos y a su cerebro. De ahí que creas que puedes cambiar lo que ves poniendo trocitos de vidrio delante de tus ojos. Ésta es una de las muchas creencias mágicas que proceden de tu convicción de que eres un cuerpo y de que los ojos del cuerpo pueden ver.

Esta es la lección número noventa y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Los milagros se ven en la luz.Es importante recordar que los milagros y la visión van nece­sariamente de la mano. Esto necesita repetirse una y otra vez. Es una de las ideas centrales de tu nuevo sistema de pensa­miento, y de la percepción a la que da lugar. El milagro está siempre aquí. Tu visión no causa su presencia, ni su ausencia es el resultado de que no veas.

Esta es la lección número noventa del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:Permítaseme reconocer el problema para que pueda ser resuelto.Permítaseme reconocer que mis problemas se han resuelto.

Esta es la lección número ochenta y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:Tengo derecho a los milagros.¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!

Esta es la lección número ochenta y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:La luz ha llegado.No me gobiernan otras leyes que las de Dios

Esta es la lección número ochenta y siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:Mi voluntad es que haya luz.No hay más voluntad que la de Dios.

Esta es la lección número ochenta y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito.Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación.

Esta es la lección número ochenta y cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí.Mi salvación procede de mí.

Esta es la lección número ochenta y cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:El Amor me creó a semejanza de Sí Mismo.El amor no abriga resentimientos.

Esta es la lección número ochenta y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:Mi única función es la que Dios me dio.Mi función y mi felicidad son una.

Esta es la lección número ochenta y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón.No dejes que me olvide de mi función.

Esta es la lección número ochenta y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:Yo soy la luz del mundo.Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.

Esta es la lección número ochenta del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Permítaseme reconocer que mis problemas se han resuelto.Si estás dispuesto a reconocer tus problemas, reconocerás que no tienes ninguno. Tu problema central se ha resuelto y no tienes ningún otro. Por lo tanto, debes sentirte en paz. La salvación, pues, depende de que reconozcas que ése es el único problema y de que entiendas que ya se ha resuelto. Un solo problema, una sola solución. La salvación se ha consumado.

Esta es la lección número setenta y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Permítaseme reconocer el problema para que pueda ser resuelto.No puedes resolver un problema a menos que sepas de qué se trata. Incluso si ya está resuelto, lo seguirás teniendo porque no reconocerás que ya se ha resuelto. Ésta es la situación del mundo. El problema de la separación, que es en realidad el único pro­blema que hay, ya se ha resuelto. No obstante, la solución no se ha reconocido porque no se ha reconocido el problema.

Esta es la lección número setenta y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. ¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!Tal vez aún no esté completamente claro para ti el hecho de que en cada decisión que tomas estás eligiendo entre un resentimiento y un milagro. Cada resentimiento se alza cual tenebroso escudo de odio ante el milagro que pretende ocultar. Y al alzarlo ante tus ojos no puedes ver el milagro que se encuentra tras él. Éste, no obstante, sigue allí aguardándote en la luz, pero en lugar de él contemplas tus resentimientos.

Esta es la lección número setenta y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Tengo derecho a los milagros.Tienes derecho a los milagros debido a lo que eres. Recibirás milagros debido a lo que Dios es. Y ofrecerás milagros debido a que eres uno con Dios. Una vez más, ¡cuán simple es la salva­ción! Es sencillamente una afirmación de tu verdadera Identi­dad. Esto es lo que celebraremos hoy.

Esta es la lección número setenta y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No me gobiernan otras leyes que las de Dios.Hemos visto antes cuántas cosas absurdas te han parecido ser la salvación. Cada una de ellas te ha aprisionado con leyes tan absurdas como ellas mismas. Sin embargo, no estás aprisionado por ninguna de esas cosas. Mas para comprender que esto es cierto, primero te tienes que dar cuenta de que la salvación no se encuentra en ninguna de ellas. Mientras la busques en cosas que no tienen sentido te atarás a ti mismo a leyes que tampoco tienen sentido.

Esta es la lección número setenta y cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. La luz ha llegado.La luz ha llegado. Te has curado y puedes curar. La luz ha llegado. Te has salvado y puedes salvar. Estás en paz y llevas la paz contigo dondequiera que vas. Las tinieblas, el conflicto y la muerte han desaparecido. La luz ha llegado.

Esta es la lección número setenta y cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No hay más voluntad que la de Dios.La idea de hoy se puede considerar como el pensamiento cen­tral hacia el cual se dirigen todos nuestros ejercicios. La Volun­tad de Dios es la única Voluntad. Cuando hayas reconocido esto, habrás reconocido que tu voluntad es la Suya. La creencia de que el conflicto es posible habrá desaparecido. La paz habrá reemplazado a la extraña idea de que te atormentan objetivos conflictivos.

Esta es la lección número setenta y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mi voluntad es que haya luz.Hoy vamos a examinar la voluntad que compartes con Dios. Dicha voluntad no es lo mismo que los vanos deseos del ego, de los cuales emanan las tinieblas y la nada. A voluntad que com­partes con Dios encierra dentro de sí todo el poder de la creación. Los vanos deseos del ego no se pueden compartir y, por lo tanto, no tienen poder alguno. Sus deseos no son infructuosos en el sentido de que pueden dar lugar a un mundo de ilusiones en el cual puedes llegar a creer ciegamente.

Esta es la lección número setenta y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación.Aunque hemos reconocido que el plan del ego para la salva­ción es el opuesto al de Dios, aún no hemos puesto de relieve que es también un ataque directo contra Su plan y un intento deliberado de destruirlo. En dicho ataque se le adjudican a Dios aque­llos atributos que de hecho le corresponden al ego, mientras que el ego parece asumir los de Dios.

Esta es la lección número setenta y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito.Tal vez aún no te hayas percatado de que el ego ha urdido un plan para la salvación que se opone al de Dios. Ese es el plan en el que crees. Dado que es lo opuesto al de Dios; crees también que aceptar el plan de Dios en lugar del del ego es condenarte. Esto, desde luego, parece absurdo. Sin embargo, una vez que hayamos examinado en qué consiste el plan del ego, quizá te des cuenta de que, por muy absurdo que parezca, es ciertamente lo que crees.

Esta es la lección número nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mi salvación procede de mí.Toda tentación no es más que una variante de la tentación básica de no creer la idea de hoy. La salvación parece proceder de cualquier parte excepto de ti. Lo mismo se puede decir del origen de la culpabilidad. Tú no crees que la culpabilidad y la salvación estén en tu mente y sólo en tu mente.

Esta es la lección número sesenta y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí.Nadie puede ver lo que tus resentimientos ocultan. Debido a que tus resentimientos ocultan la luz del mundo en ti, todo el mundo se halla inmerso en la oscuridad, y tú junto con ellos. Pero a medida que el velo de tus resentimientos se descorre, tú te liberas junto con ellos. Comparte tu salvación con aquel que se encontraba a tu lado cuando estabas en el infierno. Él es tu her­mano en la luz del mundo que os salva a ambos.

Esta es la lección número sesenta y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. El amor no abriga resentimientos.Tú, que fuiste creado por el Amor a semejanza de Sí Mismo, no puedes abrigar resentimientos y conocer tu Ser. Abrigar resenti­mientos es olvidarte de quien eres. Abrigar resentimientos es verte a ti mismo como un cuerpo. Abrigar resentimientos es per­mitir que el ego gobierne tu mente y condenar el cuerpo a morir.

Esta es la lección número sesenta y siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. El Amor me creó a semejanza de Sí Mismo.La idea de hoy es una afirmación exacta y cabal de lo qué eres. Por eso es por lo que eres la luz del mundo. Por eso es por lo que Dios te designó como el salvador del mundo. Por eso es por lo que el Hijo de Dios apela a ti para su salvación. Él se salva por razón de lo que tú eres. Hoy haremos todo lo posible por llegar a esta verdad acerca de ti y por darnos cuenta plenamente, aunque sólo sea por un momento, de que es verdad.

Esta es la lección número sesenta y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mi función y mi felicidad son una.Seguramente habrás notado que en nuestras lecciones más recientes hemos hecho hincapié en la conexión que existe entre desempeñar tu función y alcanzar la felicidad. Esto ha sido así porque realmente tú no ves la conexión. Sin embargo, se trata de algo más que una simple conexión: son una misma cosa. La manera en que cada una se manifiesta es distinta, pero el conte­nido es exactamente el mismo.

Esta es la lección número nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No dejes que me olvide de mi función.La idea de hoy es simplemente otra manera de decir: "No me dejes caer en la tentación". El propósito del mundo que ves es nublar tu función de perdonar y proveerte de una justificación por haberte olvidado de ella. Es asimismo la tentación de aban­donar a Dios y a Su Hijo adquiriendo una apariencia física. Esto es lo que los ojos del cuerpo ven.

Esta es la lección número nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mi única función es la que Dios me dio.La idea de hoy reafirma tu compromiso con la salvación. También te recuerda que no tienes ninguna otra función salvo ésa. Ambos pensamientos son obviamente necesarios para un com­promiso total. La salvación no podrá ser tu único propósito mien­tras sigas abrigando otros. Aceptar la salvación como tu única función entraña necesariamente dos fases: el reconocimiento de que la salvación es tu función, y la renuncia a todas las demás metas que tú mismo has inventado.

Esta es la lección número sesenta y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón.¡Cuán santo eres tú que tienes el poder de brindar paz a todas las mentes! ¡Cuán bendito eres que puedes aprender a reconocer los medios por lo que esto se puede lograr a través de ti! ¿Qué otro propósito podrías tener que pudiese brindarte mayor felici­dad?

Esta es la lección número sesenta y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.Tu perdón es lo que lleva a este mundo de tinieblas a la luz. Tu perdón es lo que te permite reconocer la luz en la que ves. El perdón es la demostración de que tú eres la luz del mundo. Mediante tu perdón vuelves a recordar la verdad acerca de ti. En tu perdón, por lo tanto, reside tu salvación.

Esta es la lección número sesenta y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Yo soy la luz del mundo.¿Quién es la luz del mundo sino el Hijo de Dios? Por lo tanto, esto no es más que una afirmación de la verdad acerca de ti. Es lo opuesto a una afirmación de orgullo, de arrogancia o de auto­engaño. No describe el concepto de ti mismo que tú has forjado. No se refiere a ninguna de las características con las que has dotado a tus ídolos. Se refiere a ti tal como fuiste creado, por Dios. Expresa simplemente la verdad.

Esta es la lección número sesenta del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Éstas son las ideas para el repaso de hoy:Dios es el Amor en el que perdono.Dios es la fortaleza en la que confío.No hay nada que temer.La Voz de Dios me habla durante todo el día.El Amor de Dios es mi sustento.

Esta es la lección número cincuenta y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Éstas son las ideas a repasar hoy:Dios va conmigo dondequiera que yo voy.Dios es mi fortaleza. La visión es Su regalo.Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él.Dios es la luz en la que veo.Dios es la Mente con la que pienso.

Esta es la lección número cincuenta y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Hoy vamos a repasar las siguientes ideas:Mi santidad envuelve todo lo que veo.Mi santidad bendice al mundo.No hay nada que mi santidad no pueda hacer.Mi santidad es mi salvación.Soy bendito por ser un Hijo de Dios.

Esta es la lección número cincuenta y siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Repasemos hoy las siguientes ideas:No soy víctima del mundo que veo.He inventado el mundo que veo.Hay otra manera de ver el mundo.Podría ver paz en lugar de esto.Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo.

Esta es la lección número cincuenta y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Nuestro repaso de hoy abarca lo siguiente:Mis pensamientos de ataque atacan mi invulnerabilidad.Por encima de todo quiero ver.Por encima de todo quiero ver de otra manera.Dios está en todo lo que veo.Dios está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente.

Esta es la lección número cincuenta y cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Éstas son las ideas para el repaso de hoy:No tengo pensamientos neutros.No veo cosas neutras.No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver.No soy el único que experimenta los efectos de mis pensa­mientos.Estoy decidido a ver.

Esta es la lección número cincuenta y cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Ríos.Éstas son las ideas para el repaso de hoy:No tengo pensamientos neutros.No veo cosas neutras.No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver.No soy el único que experimenta los efectos de mis pensa­mientos.Estoy decidido a ver.

Esta es la lección número cincuenta y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.Hoy repasaremos lo siguiente:Mis pensamientos sin significado me están mostrando un mundo sin significado.Estoy disgustado porque veo un mundo que no tiene signi­ficado.Un mundo sin significado engendra temor.Dios no creó un mundo sin significado.Mis pensamientos son imágenes que yo mismo he fabri­cado.

Esta es la lección número cincuenta y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí.Sólo veo el pasado.Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado.No veo nada tal como es ahora.Mis pensamientos no significan nada.

Esta es la lección número cincuenta y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios.El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:Nada de lo que veo significa riada.Le he dado a todo lo que veo todo el significado que tiene para mí.No entiendo nada de lo que veo.Estos pensamientos no significan nada.Nunca estoy disgustado por la razón que creo.

Esta es la lección número cincuenta del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. El Amor de Dios es mi sustento.He aquí la respuesta a cualquier problema que se te presente, hoy, mañana o a lo largo del tiempo. Crees que lo que te sustenta en este mundo es todo menos Dios. Has depositado tu fe en los símbolos más triviales y absurdos: en píldoras, dinero, ropa "pro­tectora", influencia, prestigio, caer bien, estar "bien" relacionado y en una lista interminable de cosas huecas y sin fundamento a las que dotas de poderes mágicos.

Esta es la lección número cuarenta y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. La Voz de Dios me habla durante todo el día.Es muy posible escuchar la Voz de Dios durante todo el día sin que ello interrumpa para nada tus actividades normales. La parte de tu mente donde reside la verdad está en constante comunica­ción con Dios, tanto si eres consciente de ello como si no. Es la otra parte de tu mente la que opera en el mundo y la que obedece sus leyes. Ésa es la parte que está constantemente distraída, y que es desorganizada y sumamente insegura.

Esta es la lección número cuarenta y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No hay nada que temer.La idea de hoy afirma simplemente un hecho. No es un hecho para los que creen en ilusiones, mas las ilusiones no son hechos. En realidad no hay nada que temer. Esto es algo muy fácil de reconocer. Pero a los que quieren que las ilusiones sean verdad les es muy difícil reconocerlo.

Esta es la lección número cuarenta y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Dios es el Amor en el que perdono.Dios no perdona porque nunca ha condenado. Y primero tiene que haber condenación para que el perdón sea necesario. El per­dón es la mayor necesidad de este mundo, y esto se debe a que es un mundo de ilusiones. Aquellos que perdonan se liberan a sí mismos de las ilusiones, mientras que los que se ruegan a hacerlo se atan a ellas. De la misma manera en que sólo te condenas a ti mismo, de igual modo, sólo te perdonas a ti mismo.

Esta es la lección número cuarenta y siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Dios es la fortaleza en la que confío.Si sólo confías en tus propias fuerzas, tienes todas las razones del mundo para sentirte aprensivo, ansioso y atemorizado. ¿Qué puedes predecir o controlar? ¿Qué hay en ti con lo que puedas contar? ¿Qué te podría capacitar para ser consciente de todas las facetas de un problema, y de resolverlos de tal manera que de ello sólo resultase lo bueno? ¿Qué hay en ti que te permita poder reconocer la solución correcta, y garantizar su consecución?

Esta es la lección número cuarenta y cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Dios es la Mente con la que pienso.La idea de hoy es la llave que te dará acceso a tus pensamientos reales, los cuales no tienen nada que ver con lo que piensas que piensas, de la misma manera en que nada de lo que piensas que ves guarda relación alguna con la visión. No existe ninguna rela­ción entre lo que es real y lo que tú piensas que es real.

Esta es la lección cuarenta y cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Dios es la luz en la que veo.Hoy continuamos con la idea de ayer, agregándole otra dimen­sión. No puedes ver en la oscuridad, y no puedes fabricar luz. Puedes fabricar oscuridad y luego pensar que ves en ella, pero la luz refleja vida, y es, por lo tanto, un aspecto de la creación. La creación y la oscuridad no pueden coexistir, pero la luz y la vida son inseparables, pues no son sino diferentes aspectos de la crea­ción.

Esta es la lección número cuarenta y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él.La percepción no es un atributo de Dios. El ámbito de Dios es el del conocimiento. Sin embargo, Él ha creado al Espíritu Santo para que sirva de Mediador entre la percepción y el conocimiento. Sin este vínculo con Dios, la percepción habría reemplazado al conocimiento en tu mente para siempre.

Esta es la lección número cuarenta y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Dios va conmigo dondequiera que yo voy.Con el tiempo, la idea de hoy desvanecerá por completo la sensación de soledad y abandono que experimentan todos los que se consideran separados. La depresión es una consecuencia inevitable de la separación, como también lo son la ansiedad, las preocupaciones, una profunda sensación de desamparo, la infeli­cidad, el sufrimiento y el intenso miedo a perder.

Esta es la lección número cuarenta y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. La visión es Su regalo.La idea de hoy combina dos pensamientos muy poderosos, ambos de gran importancia. Plantea también una relación de causa y efecto que explica por qué tus esfuerzos por alcanzar la meta del curso no pueden ser en vano. Verás, porque ésa es la Voluntad de Dios. Es Su fortaleza, no la tuya, la que te da poder.

Esta es la lección número cuarenta del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Soy bendito por ser un Hijo de Dios.Comenzamos hoy a afirmar algunas de las bienaventuranzas a las que tienes derecho por ser quien eres. Hoy no se requieren largas sesiones de práctica, sino muchas cortas y frecuentes. Lo ideal sería una cada diez minutos, y se te exhorta a que trates de mantener este horario y a adherirte a él siempre que puedas. Si te olvidas, trata de nuevo.

Esta es la lección número treinta y nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mi santidad es mi salvación.Si la culpabilidad es el infierno, ¿cuál es su opuesto? Al igual que el texto para el que este libro de ejercicios fue escrito, las ideas que se usan en los ejercicios son muy simples, muy claras y están totalmente exentas de ambigüedad. No estamos interesa­dos en proezas intelectuales ni en juegos de lógica.

Esta es la lección número treinta y ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No hay nada que mi santidad no pueda hacer.Tu santidad invierte todas las leyes del mundo. Está más allá de cualquier restricción de tiempo, espacio, distancia, así como de cualquier clase de límite. El poder de tu santidad es ilimitado porque te establece a ti como Hijo de Dios, en unión con la Mente de su Creador.

Esta es la lección número treinta y siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mi santidad bendice al mundo.Esta idea contiene los primeros destellos de tu verdadera fun­ción en el mundo, o en otras palabras, la razón por la que estás aquí. Tu propósito es ver el mundo a través de tu propia santi­dad. De este modo, tú y el mundo sois bendecidos juntos. Nadie pierde; a nadie se le despoja de nada; todo el mundo se beneficia a través de tu santa visión. Tu santa visión significa el fin del sacrificio porque les ofrece a todos su justo merecido.

Esta es la lección número treinta y seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mi santidad envuelve todo lo que veo.La idea de hoy extiende la idea de ayer del que percibe a lo percibido. Eres santo porque tu mente es parte de la de Dios. Y puesto que eres santo, tu visión no puede sino ser santa también. "Impecabilidad" quiere decir libre de pecado. No se puede estar libre de pecado sólo un poco. O bien eres impecable o bien no lo eres. Si tu mente es parte de la de Dios tienes que ser impecable, pues de otra forma parte de Su Mente sería pecaminosa. Tu visión está vinculada a Su santidad, no a tu ego, y, por lo tanto, no tiene nada que ver con tu cuerpo.

Esta es la lección número veinti cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Podría ver paz en lugar de esto.La idea de hoy comienza a describir las condiciones que preva­lecen en la otra manera de ver. La paz mental es claramente una cuestión interna. Tiene que empezar con tus propios pensamien­tos, y luego extenderse hacia afuera. Es de tu paz mental de donde nace una percepción pacifica del mundo.

Esta es la lección número treinta y cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo.La idea de hoy no describe la manera como te ves a ti mismo ahora. Describe, no obstante, lo que la visión te mostrará. A todo aquel que cree estar en este mundo le resulta muy difícil creer esto de sí mismo. Sin embargo, la razón por la que cree estar en este mundo es porque no lo cree.

Esta es la lección número treinta y tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Hay otra manera de ver el mundo.Lo que se intenta con la idea de hoy es que reconozcas que puedes cambiar tu percepción del mundo tanto en su aspecto externo como en el interno. Deben dedicarse cinco minutos com­pletos a la sesión de práctica de por la mañana, así como a la de por la noche.

Esta es la lección número treinta y dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. He inventado el mundo que veo.Continuamos hoy desarrollando el tema de causa y efecto. No eres víctima del mundo que ves porque tú mismo lo inventaste. Puedes renunciar a él con la misma facilidad con la que lo cons­truiste. Lo verás o no lo verás, tal como desees.Mientras desees verlo, lo verás; cuando ya no lo desees ver, no estará ahí para que lo puedas ver.

Esta es la lección número treinta y uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No soy víctima del mundo que veo.La idea de hoy es la introducción a tu declaración de emanci­pación. Una vez más, la idea debe aplicarse tanto al mundo que ves fuera de ti como al que ves dentro. Al aplicar la idea de hoy lo haremos de una manera que se utilizará cada vez más, con ciertas modificaciones que ya se irán indicando. En general, esta manera de practicar comprende dos aspectos: uno en el que apli­cas la idea de manera más prolongada, y otro en el que haces frecuentes aplicaciones de la idea en el transcurso del día.

Esta es la lección número veinti cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Dios está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente.La idea de hoy es el trampolín a la visión. Por medio de esta idea el mundo se abrirá ante ti, y al contemplarlo verás en él lo que nunca antes habías visto. Y lo que antes veías ya no será ni remotamente visible para ti.

Esta es la lección número veinti ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Por encima de todo quiero ver las cosas de otra manera.Hoy le estamos dando una aplicación realmente concreta a la idea de ayer. En estas sesiones de práctica vas a hacer una serie de compromisos definitivos. El que los cumplas o no en el futuro no es algo que nos concierna ahora. Si al menos estás dispuesto a hacerlos ahora, habrás dado el primer paso en el pro­ceso de cumplirlos.

Esta es la lección número veinti siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.La idea de hoy expresa algo más fuerte que una simple resolu­ción. Le da prioridad a la visión por encima de todos tus demás deseos. Quizá te sientas indeciso con respecto a si usar esta idea o no, debido a que no estás seguro de si eso es lo que realmente quieres. Eso no importa. El propósito de los ejercicios de hoy es aproximar un poco más el momento en que esta idea sea comple­tamente verdadera para ti.

Esta es la lección número veinti cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Dios está en todo lo que veo.La idea de hoy explica por qué puedes ver propósito en todo. Explica por qué nada está separado, por sí mismo o en sí mismo. También explica por qué nada de lo que ves tiene significado alguno. De hecho, explica cada una de las ideas que hemos usado hasta ahora, y también todas las subsiguientes.

Esta es la lección número veinti seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mis pensamientos de ataque atacan mi invulnerabilidad.Seguramente resulta obvio que si puedes ser atacado es que no eres invulnerable. Ves el ataque como una amenaza real. Esto se debe a que crees que realmente puedes atacar. Y lo que tendría efectos a través tuyo también tiene que tenerlos en ti. Ésta es la ley que en última instancia te salvará, pero de la que ahora estás haciendo un uso indebido. Debes, por lo tanto, aprender a usarla en beneficio de lo que más te conviene en vez de en su contra.

Esta es la lección número veinti cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No sé cuál es el propósito de nada.Propósito es significado. La idea de hoy explica por qué nada de lo que ves tiene significado. No sabes para qué es. Por consi­guiente, no tiene significado para ti. Todo existe para tu benefi­cio. Para eso es para lo que es; ése es su propósito; ése es su significado. Al reconocer esto, tus objetivos se unifican. Al reco­nocer esto, lo que ves cobra significado.

Esta es la lección número veinti cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No percibo lo que más me conviene.No te das cuenta en ninguna de las situaciones que se presen­tan ante ti del desenlace que te haría feliz. No tienes, por lo tanto, una pauta por la que regir debidamente tus acciones, ni manera alguna de juzgar sus resultados. Lo que haces está deter­minado por tu percepción de la situación de que se trate, y esa percepción es errónea. Es inevitable, pues, que nada de lo que hagas sea en beneficio de lo que más te conviene. No obstante, lo que más te conviene constituye tu único objetivo en toda situa­ción que se perciba correctamente. De lo contrario, te resultará imposible reconocerlo.

Esta es la lección número veinti tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Puedo escaparme del mundo que veo renunciando a los pensamientos de ataque.La idea de hoy describe la única manera de poder escapar del miedo que jamás tendrá éxito. Nada más puede lograrlo; nada más tiene sentido. Pero esta manera de escapar no puede fallar. Cada pensamiento que albergas da lugar a algún segmento del mundo que ves. Es con tus pensamientos, pues con los que tene­mos que trabajar, si es que tu percepción del mundo ha de cam­biar.

Esta es la lección número veinti dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Lo que veo es una forma de venganza.La idea de hoy describe con gran precisión la manera en que todo aquel que alberga en su mente pensamientos de ataque no puede sino ver el mundo. Habiendo proyectado su ira sobre el mundo, lo que ve es la venganza a punto de devolverle el golpe. De esta manera, percibe su propio ataque como un acto en defensa propia. Esto se convierte progresivamente en un círculo vicioso hasta que esté dispuesto a cambiar la manera como ve las cosas. De lo contrario, los pensamientos de ataque y contraata­que le consumirán y poblarán todo su mundo. ¿De qué paz men­tal podría gozar en tales condiciones?

Esta es la lección número veinti uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.La idea de hoy es obviamente una continuación y ampliación de la anterior. Esta vez, sin embargo, además de aplicar la idea a cualquier situación concreta que pueda surgir, son necesarios también períodos específicos de búsqueda mental. Se te exhorta a que lleves a cabo cinco sesiones de práctica de un minuto com­pleto cada una.

Esta es la lección número veinte del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Estoy decidido a ver.1. Hemos tenido hasta ahora una actitud bastante relajada con respecto a nuestras sesiones de práctica. 2Apenas hemos tratado de dirigir el momento en que debes llevarlas a cabo; el esfuerzo requerido por tu parte ha sido mínimo, y ni siquiera se te ha pedido que cooperes o que te intereses activamente en ellas. 3Este enfoque ha sido intencional, y ha sido planeado muy cuidadosa­mente. 4No hemos perdido de vista lo importante que es invertir completamente tu manera de pensar. 5La salvación del mundo depende de ello. 6Mas no podrás ver si te sientes coaccionado, o si te abandonas al resentimiento y a la oposición.

Esta es la lección número diecinueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No soy el único que experimenta los efectos de mis pensamientos.La idea de hoy es obviamente la razón por la que lo que ves no te afecta a ti solo. Notarás que las ideas que presentamos relacionadas con el acto de pensar a veces preceden a las que están rela­cionadas con la percepción, mientras que en otras ocasiones se invierte ese orden. Eso se debe a que el orden en sí no importa. El acto de pensar y sus resultados son en realidad simultáneos, ya que causa y efecto no están nunca separados.

Esta es la lección número dieciocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver.La idea de hoy es un paso más en el proceso de aprender que los pensamientos que dan lugar a lo que ves nunca son neutros o irrelevantes. También hace hincapié en la idea, a la que posterior­mente se le dará cada vez mayor importancia, de que las mentes están unidas.

Esta es la lección número diecisiete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No veo cosas neutras.Esta idea es otro paso en el proceso de identificar causa y efecto tal como realmente operan en el mundo. No ves cosas neutras porque no tienes pensamientos neutros. El pensamiento siempre tiene lugar primero, a pesar de la tentación de creer que es al contrario. El mundo no piensa de esa manera, pero tú tienes que aprender que así es como piensas tú. De lo contrario, la percep­ción carecería de causa, y sería ella misma la causa de la realidad. En vista de su naturaleza altamente variable, eso es de todo punto imposible.

Esta es la lección número dieciseis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No tengo pensamientos neutros.La idea de hoy es uno de los pasos iniciales en el proceso de desvanecer la creencia de que tus pensamientos no tienen ningún efecto. Todo lo que ves es el resultado de tus pensamientos. En esto no hay excepciones. Los pensamientos no son ni grandes ni pequeños, ni poderosos ni débiles. Son simplemente verdaderos o falsos. Aquellos que son verdaderos crean a su semejanza.

Esta es la lección número quince del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mis pensamientos son imágenes que yo mismo he fabricado.No reconoces que los pensamientos que piensas que piensas no son nada debido a que aparecen como imágenes. Piensas que los piensas, y por eso piensas que los ves. Así es como se forjó tu "manera de ver". Ésta es la función que le has atribuido a los ojos del cuerpo. Eso no es ver. Eso es fabricar imágenes, lo cual ocupa el lugar de la visión, y la reemplaza con ilusiones.

Esta es la lección número catorce del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Dios no creó un mundo sin significado.La idea de hoy es obviamente la razón de que sea imposible que haya un mundo que no tenga significado. Lo que Dios no creó no existe. Y todo lo que existe, existe tal como Él lo creó. El mundo que ves no tiene nada que ver con la realidad.Es tu pro­pia obra, y no existe.. Los ejercicios de hoy deben practicarse con los ojos cerrados todo el tiempo.

Esta es la lección número trece del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Un mundo sin significado engendra temor.La idea de hoy es realmente una variación de la anterior, excepto que es más específica en cuanto a la emoción suscitada. De hecho, un mundo sin significado es imposible. Lo que no tiene significado no existe. Sin embargo, de eso no se deduce que tú no puedas pensar que percibes algo que no tiene significado. Por el contrario, eres especialmente propenso a pensar que sí lo percibes.

Esta es la lección número doce del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Estoy disgustado porque veo un mundo que no tiene significado.La importancia de esta idea radica en el hecho de que contiene la corrección de una importante distorsión perceptual. Piensas que lo que te disgusta es un mundo aterrador o un mundo triste; un mundo violento o un mundo demente. Todos esos atributos se los otorgas tú. El mundo de por sí no tiene significado.

Esta es la lección número once del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mis pensamientos sin significado me están mostrando un mundo sin significado.De todas las ideas que hemos presentado hasta ahora, ésta es la primera que está relacionada con una de las fases principales del proceso de corrección: la inversión de la manera de pensar del mundo. Parece como si fuese el mundo el que determina lo que percibes. La idea de hoy introduce el concepto de que son tus pensamientos los que determinan el mundo que ves. Alé­grate en verdad de practicar la idea en su forma original, pues en esta idea reside la certeza de tu liberación.

Esta es la lección número diez del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mis pensamientos no significan nada.Esta idea es aplicable a todos los pensamientos de los que eres -o te vuelves- consciente durante las sesiones de práctica. La razón de que se pueda aplicar a todos ellos es que no son tus pensamientos reales. Hemos hecho esta distinción con anteriori­dad, y la volveremos a hacer de nuevo. Todavía no tienes base de comparación. Cuando la tengas, no te cabrá la menor duda de que lo que una vez creíste eran tus pensamientos en realidad no significaban nada.

Esta es la lección número nueve del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No veo nada tal como es ahora.Esta idea es, obviamente, la consecuencia lógica de las dos ante­riores. Pero si bien es posible que la puedas aceptar intelectual­mente, es muy probable que todavía no signifique nada para ti. De todas formas, el entendimiento no es necesario a estas alturas. De hecho, reconocer que no entiendes es un requisito previo para erradicar tus falsas ideas. Estos ejercicios tienen que ver con la práctica, no con el entendimiento. No necesitas practicar lo que ya entiendes.

Esta es la lección número ocho del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado.Esta idea es, obviamente, la razón de que veas únicamente el pasado. En realidad nadie ve nada. Lo único que ve son sus propios pensamientos proyectados afuera. El hecho de que la mente esté absorbida con el pasado es la causa del concepto erró­neo acerca del tiempo de que adolece tu visión. Tu mente no puede captar el presente, que es el único tiempo que hay. Por consiguiente, no puede entender el tiempo, y, de hecho, no puede entender nada.

Esta es la lección número siete del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Sólo veo el pasado.Esta idea resulta muy difícil de creer al principio. Sin embargo, es la razón fundamental de todas las anteriores.Es la razón por la que nada de lo que ves significa nada.Es la razón por la que le has dado a todo lo que ves todo el significado que tiene para ti.Es la razón por la que no entiendes nada de lo que ves.Es la razón por la que tus pensamientos no significan nada y por lo que son como las cosas que ves.Es la razón por la que nunca estás disgustado por la razón que crees.

Esta es la lección número seis del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí.Los ejercicios que se han de llevar acabo con esta idea son muy similares a los anteriores. Es necesario, una vez más, que para cualquier aplicación de la idea de hoy nombres muy concreta­mente la forma de disgusto de que se trate (ira, miedo, preocupa­ción, depresión, etc.), así como lo que percibes como su causa.

Esta es la lección número cuatro del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Estos pensamientos no significan nada. Son como las cosas que veo en esta habitación [en esta calle, desde esta ventana, en este lugar].Estos ejercicios, a diferencia de los anteriores, no comienzan con la idea de hoy. Da comienzo a estas sesiones de práctica observando los pensamientos que crucen tu mente durante un minuto más o menos. Luego aplícales la idea. Si ya eres cons­ciente de pensamientos que no te hacen feliz, úsalos como sujetos para la idea. No selecciones, no obstante, sólo los pensamientos que a tu parecer son "malos”. Si te acostumbras a observar tus pensamientos, descubrirás que éstos representan una mezcla tal, que, en cierto sentido, a ninguno de ellos puede calificársele de "bueno" o de "malo". Por eso es por lo que no significan nada

Esta es la lección número cinco del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. Nunca estoy disgustado por la razón que creo.Esta idea, al igual que la anterior, puede aplicarse a cualquier persona, situación o acontecimiento que creas que te está cau­sando dolor. Aplícala específicamente a lo que, según tú, es la causa de tu disgusto, y usa, para describir el sentimiento, el tér­mino que te parezca más preciso. El disgusto puede manifes­tarse en forma de miedo, preocupación, depresión, ansiedad, ira, odio, celos o un sinnúmero de otras formas, y cada una de ellas se percibirá como algo diferente. Mas no es cierto que sean dife­rentes.

Esta es la lección número tres del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. No entiendo nada de lo que veo en esta habitación [en esta calle, desde esta ventana, en este lugar].Aplica esta idea de la misma manera que las anteriores, sin hacer distinciones de ninguna clase. Cualquier cosa que veas se convierte en el objeto adecuado para la aplicación de la idea. Ase­gúrate de no cuestionar si es adecuado o no aplicarle la idea a algo. En estos ejercicios no se trata de juzgar. Cualquier cosa es adecuada si la: ves. Tal vez algunas de las cosas que veas tengan una carga emocional para ti. Trata de dejar a un lado esos senti­mientos, y simplemente aplícales la idea tal como se la aplicarías a cualquier otra cosa.

Esta es la lección número dos del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. LE HE DADO A TODO LO QUE VEO EN ESTA HABITACIÓN [EN ESTA CALLE, DESDE ESTA VENTANA, EN ESTE LUGAR] TODO EL SIGNIFICADO QUE TIENEN PARA MÍ.Los ejercicios que se deben llevar a cabo con esta idea son igua­les a los de la primera lección. Comienza con las cosas que estén cerca de ti, y aplica la idea a cualquier cosa en la que tu mirada se pose. Extiende luego tu campo visual. Gira la cabeza de modo que puedas incluir lo que se encuentre a ambos lados de ti. Si es posible, da la vuelta y aplica la idea a lo que se encuentre detrás de ti. Sé tan imparcial como puedas al seleccionar los objetos a los que vas a aplicar la idea; no te concentres en nada en particular, ni trates de incluir todo lo que veas en una zona determinada, ya que eso causaría tensión.

Esta es la lección número uno del Curso de Milagros, bajo la dirección de Maria Eugenia Rios. NADA DE LO QUE VEO [EN ESTA CALLE, DESDE ESTA VENTANA, EN ESTE LUGAR] SIGNIFICA NADA.

En esta tercera entrega especial del Curso de Milagros, Maria Eugenia nos explica cómo debemos ver y reflexionar sobre la resurrección de Cristo.

En esta segunda parte se habla de la crucifixión de Cristo, no cómo algo negativo. Maria Eugenia Rios, nuestra guía, dedica un espacio para ayudarnos a comprender el camino del curso de milagros dentro de esta semana santa.

En esta primera parte, Maria Eugenia Rios nos cuenta que dice en el Curso de Milagros acerca de la Semana Santa y que debemos tener en cuenta para estos días según el curso y sus diferentes apartados.

Introducción al Curso de Milagros con la psicoterapeuta colombiana María Eugenia Ríos.